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Reportaje:FÚTBOL | La pérdida de identidad de un grande

El ocaso del Atlético

Las cifras subrayan la inestabilidad del club desde el doblete de 1996: 207 altas, 13,8 de media por temporada, y más de 560 millones invertidos

José Marcos

Hubo un tiempo en el que el Atlético era el segundo equipo de España. "No fue hace tanto: en los años sesenta y setenta del siglo pasado, cuando se ganaron cuatro Ligas, cinco Copas, una Recopa, la Intercontinental... Hacíamos la competencia al Real Madrid y el Barcelona. Ahora hasta les caemos bien. No nos ven como una amenaza", reflexiona José Eulogio Gárate, delantero rojiblanco entonces. Un tiempo en el que el Atlético solo tenía dos Ligas menos que el Barca (1985), no 12 como ahora. Un tiempo en el que era competitivo, peleaba por los títulos aunque no los ganara (ocho subcampeonatos de Liga y 12 terceros puestos, algo que no se ha repetido, ni mucho menos mejorado, desde el doblete, Liga y Copa, de 1996).

"Antes competíamos por todo. Nos hemos alejado de nuestra historia", dice Luis
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"Muchos fichajes no rinden por la presión del Calderón"

Aun así, el mensaje del consejero delegado del club, Miguel Ángel Gil Marín, fue hasta hace unos meses precisamente ese: "Por presupuesto, lo razonable es ser terceros y clasificarnos para la Champions tres de cada cinco años". No será en 2011. "El Atlético no se merece que le estén tratando como le están tratando. No se puede conformar con entrar en Europa. Estoy en contra de anuncios como ese de Papá, ¿por qué somos del Atleti? ¡No! Cuando yo estaba, siempre salíamos a competir por la Liga, por la Copa, por todo. Somos el tercer equipo de España, pero nos hemos alejado de nuestra historia", critica Luis Aragonés, exjugador y exentrenador.

Luis se equivoca. El Atlético ha rebajado su condición de tercer a quinto equipo de España, por mucho que lo sostengan en la zona noble del Calderón como un mantra, agarrados a un futuro prometedor (nuevo estadio y ciudad deportiva) que no acaba de concretarse. Los puntos obtenidos en las 80 Ligas jugadas le colocan por detrás del Madrid, Barcelona, Valencia y Athletic. La pérdida de prestigio y poder de la escuadra del Manzanares se ha acentuado en las últimas 15: según ese baremo, el Atlético sería el octavo, tras el Madrid, Barcelona, Valencia, Deportivo, Athletic, Mallorca y Espanyol, ateniéndose a sus resultados en el campeonato. "Somos terceros por Ligas. Eso es lo que importa", zanja Enrique Cerezo.

El presidente rojiblanco tendría razón si el mundo hubiera dejado de existir en 1996, con el Atlético celebrando (y montando un auténtico circo, elefantes incluidos, por las calles de Madrid) un doblete que resultó una sorpresa mayúscula. "Tanto que no se puede hacer una idea. Fíjese cómo es el fútbol que el año anterior terminamos en el 14º puesto y, para no repetir la experiencia, nos fijamos en Radomir Antic, que había realizado una buena campaña con el Oviedo. Apostamos por él sin pensar que ganaríamos dos títulos. Nos conformábamos con tener una temporada tranquila", recuerda Cerezo.

Desde entonces, el Atlético no ha parado de dar bandazos, víctima de la falta de criterio en la gestión deportiva, que terminó con el equipo en Segunda. O, dicho de una manera más suave, que le deparó dos añitos en el infierno. "La campaña publicitaria fue brillante. A los aficionados les sirvió para no llamar a la realidad por su nombre, pero lo que es a los jugadores...", hace memoria Paulo Futre, que aceptó el reto de ser el director deportivo en los años más oscuros de la institución: "Cuando fiché [como jugador] por el Atlético, tras proclamarme campeón de Europa con el Oporto, lo hice porque era un destino apetitoso. Era un equipo ganador, como yo, y me gustaba la presión del Calderón. No todos valen para jugar en ese estadio. La gente te mima, pero, como te apriete y no respondas, cuidado".

Futre lo comprobó también como secretario técnico. "El descenso obligó a reducir los gastos de forma drástica y a rediseñar una plantilla nueva, con 20 altas el primer año y más o menos lo mismo el segundo. ¡Era imposible! ¡No encontraba jugadores que rindieran con esa presión encima! ¡Se cagaban en los pantalones!", explica el portugués. "Arrastramos los efectos de esas dos temporadas", afirma Emilio Gutiérrez, responsable de marketing y mano derecha de Gil Marín (el club acusa la bicefalia entre Cerezo y el consejero delegado), que sostiene que el descenso fue "un castigo" por las aventuras políticas de Jesús Gil.

Más que a la influencia de una mano negra o a las teorías de la conspiración, la crisis en la que se ha establecido el Atlético es la consecuencia del inenarrable desfile de jugadores por la casa, con una media de 13,8 por temporada, lo que algunos empleados han denominado pasarela Neptuno.

Los datos de la gestión del plantel desde 1996 son demoledores: 180 futbolistas (más de 20 yendo y viniendo a lo largo de los años) han vestido la camiseta roja y blanca tras más de 565 millones gastados. Casi la mitad de ellos, 86, duraron una temporada y 49 permanecieron tan solo dos. "Cumplí con lo que se me pidió. En los últimos cuatro años se jugó en Europa pese a los límites presupuestarios", alega Jesús García Pitarch, el director deportivo anterior a José Luis Pérez Caminero. Bajo su mandato, el promedio de caras nuevas bajó a nueve por curso tras un desembolso de 200 millones. "Tanta incertidumbre termina pasando factura. Y luego tienes a la plantilla intentando salvar la temporada justamente al final, como los malos estudiantes, con el apretón del vago", dice Fernando García Abásolo, el tercer máximo accionista.

El trasiego de futbolistas ha influido en que, desde 1996, solo cinco hayan superado las cinco temporadas: Aguilera, Antonio López, Pablo, Fernando Torres y Perea. El defensa colombiano se convirtió en abril en el extranjero que más partidos (205) ha disputado con el Atlético, dos más que Griffa. "Es una cifra muy pequeña. En el Athletic tienes gente con esos números debajo de las piedras. Es una buena radiografía de la falta de estabilidad", observa José María Amorrortu, hasta hace unos días responsable del fútbol base. Los pocos canteranos que resisten de los 48 que han debutado son Domínguez, De Gea (a la espera de confirmar su marcha al Manchester United), Koke, Pulido y Noguera.

"La decadencia del Atlético se justifica por la ausencia de una hoja de ruta clara. Un síntoma es que el club no haya aportado un jugador a la selección española desde Pablo, en febrero de 2008. Falta estabilidad, se improvisa. Eso se termina transmitiendo al campo", piensa Antic, encumbrado como el técnico del doblete, término que Quique Flores actualizó el año pasado logrando la Liga Europa y la Supercopa europea. Fue un chispazo de luz en medio de la negrura, dos trofeos que, aun así, dejaron al club por detrás del Barcelona (22), Madrid (16), Valencia (siete), Sevilla (seis), Deportivo (cuatro) y Zaragoza (tres) e igualado con el Espanyol y el Mallorca en el mismo periodo.

"Hemos vuelto a hacer campeón a un club que es como un avión que viaja entre turbulencias. Es como si al equipo lo formaran fichas de dominó. Si se cae una, se caen todas", analiza Quique. "La ligereza con que se deciden los fichajes no contribuye. Reconozco mis errores, pero, si hubieran tenido en cuenta mi opinión y no hubiesen vendido a Jurado tras la primera jornada de Liga ni hubieran traspasado a Simão en el mercado de invierno... Fueron dos pérdidas decisivas", recalca. "A mí me ocurrió lo mismo con Heitinga. ¡El último día, casi a escondidas! Lo peor es el mensaje que transmites", interviene su predecesor, Abel Resino.

"Transmites que el Atlético es una agencia de compraventa de jugadores; un negocio en el que, curiosamente, Gil Marín es elegido el mejor gestor de 2010 por un jurado compuesto por representantes de futbolistas. Desgraciadamente, el Atleti se ha convertido en un negocio... Mi padre no lo reconocería. Para colmo, se habla de una deuda de entre 189 millones netos y 300 según el interlocutor", advierte Vicente Calderón, el hijo homónimo de quien presidió al Atlético más triunfal de la historia. "Es normal que Agüero se quiera ir. ¿Cuántos puntos ha sacado el Madrid al Atlético?", concluye Fernando Torres.

Enrique Cerezo y Miguel Ángel Gil Marín charlan en el estadio Calderón.
Enrique Cerezo y Miguel Ángel Gil Marín charlan en el estadio Calderón.DIARIO AS

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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