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Los raritos de la pandilla de Chicago

Tras una gloria 'indie' efímera, el grupo L'Altra vuelve de gira a España

"Cuando nos volvamos a ver, ¿podemos retomarlo donde lo dejamos?". In the afternoon (2002), el disco que trajo la gloria indie a L'Altra, se abría con estos providenciales versos. Casi una década después, el grupo de Chicago busca un reencuentro con su público lanzando por lo bajini Telepathic, una gema de pop melancólico en combustión lenta. Joseph Desler Costa y Lindsay Anderson, sus dos miembros fundadores, abren el álbum cantando a la par: "Nada puede destrozar lo nuestro". Él confiesa: "Es toda una declaración de intenciones. Cuando empezamos ya lo sabíamos: ser músico indie no es fácil. Pero incluso cuando hemos querido abandonar no hemos podido. Aunque suene a cliché necesitamos seguir haciendo música".

"Nuestro sonido íntimo se debe a que ensayábamos de noche, bajito"

Tras seis años sin publicar nada han firmado con el sello español Acuarela y regresan con cinco conciertos. Arrancan hoy en Hondarribia y seguirán en Gijón, Madrid, L'Hospitalet y Santa Cruz de Tenerife.

Para comprender por qué L'Altra se convirtieron en un tesoro para unos pocos hay que remontarse al arranque de milenio incierto. Frente a la eclosión indietrónica de The Notwist o la experimentación crepuscular de Hood, este dúo que compone con músicos invitados ofreció una burbuja folk hipnótica. Su singularidad se gestó en 1999, en un apartamento de tamaño ridículo en Chicago. "Nuestro sonido íntimo se debe a circunstancias vitales. Solo podíamos ensayar por las noches y tocando bajito por los vecinos". Sus presupuestos artísticos les convirtieron en los raritos de la pandilla de Chicago, una ciudad de dilatada tradición musical. "A finales de los noventa mandaba el rock instrumental, y nosotros queríamos cantar. Escuchábamos a Tortoise, pero también a Fleetwood Mac. No había mucha gente tratando de hacer pop". El año pasado Desler Costa se mudó a Brooklyn para comprobar una teoría que aún está desarrollando: "Chicago viene del jazz, por eso se respira una atmósfera diferente, más colaboradora, entre sus músicos. En Nueva York están más obsesionados con cada uno porque aquí se vivió el punk, el háztelo tú mismo".

Él es artista visual (expone una pieza en la Bienal de Venecia) y Anderson, diseñadora gráfica. Su plan B se ha convertido en su sustento, han comprendido su lugar en la música. "La capacidad de atención de la gente se ha minimizado. La evolución de Internet lleva a buscar el éxito instantáneo. No es lo que buscamos nosotros, creemos en el disco como formato. Vamos a contracorriente, pero es que L'Altra nunca será un grupo comercial. Nos basta con sabernos especiales para unos pocos".

De izquierda a derecha: el batería Charles Rumback junto a los miembros fundadores de L'Altra, Lindsay Anderson y Joseph Desler Costa.
De izquierda a derecha: el batería Charles Rumback junto a los miembros fundadores de L'Altra, Lindsay Anderson y Joseph Desler Costa.

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