Dos visiones para una ciudad mutante
Igual que Heráclito decía que uno no se baña dos veces en el mismo río, Madrid tampoco es la misma de ayer. Hay edificios que se levantan con grafitis que anoche no existían y paseantes que cruzan las avenidas y que puede que nunca las vuelvan a surcar. Esa es el leitmotiv de la exposición El paseo, en la Casa de Vacas del Retiro hasta el 24 de junio. El escultor Mariano Vilallonga pone los escorzos en vertical: en sus esculturas están los rascacielos y unos transeúntes perplejos ante lo que les rodea. Del lienzo de las fachadas se ocupa la artista Coro López-Izquierdo, que plasma en sus cuadros la degradación de la ciudad desde una visión idealizada: grafitis que parecen rostros vivos y ruinas que renacen. El montaje, también cambiante, sobre andamios.
