Con la cabeza bien alta
Desde la independencia absoluta me voy a permitir salir en defensa del presidente del Gobierno, ahora que recibe leña desde todos los puntos cardinales. Claro que se podían haber hecho más cosas, como poner unos impuestos mayores a los más ricos, meter en cintura a las sicav, reducir las asignaciones a la Iglesia católica, renunciar a coches oficiales, suprimir los gastos de las recepciones a mandatarios que nos visitan y mil cosas más. Incluso, negarse a las imposiciones de los "mercados" y a las exigencias de Angela Merkel.
¿Quién se hubiera atrevido a ello? Rajoy, el paradigma de la filosofía de considerar que no vale la pena ocuparse de los problemas pequeños y de que los grandes se resuelven por sí mismos, no, desde luego. Aguirre, la campeona del neoliberalismo, la simpatizante del Tea Party, la privatizadora por excelencia, tampoco. Los voceros de la derecha pura y dura, menos; no hay más que oírlos o leerlos. ¿Quizá algunos periodistas u opinadores progresistas? ¡Qué va! Ahora sopla muy fuerte el huracán PP para oponerse; lo conveniente es mantenerse al pairo.
Y en el caso de que Rodríguez Zapatero se hubiera atrevido a tanto, ¿no estaríamos ahora como Grecia o Portugal?
El error de Zapatero ha sido, ni más ni menos, que no haber cogido al toro de la crisis económica por los cuernos y haber señalado claramente a los culpables de ello: el capitalismo rampante y los especuladores financieros, apoyados, mantenidos y celebrados por toda la derecha mundial. Y si eso le hubiera costado la presidencia, se hubiera podido ir a su casa con la cabeza bien alta.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.