PP y ERC se aprestan a negociar el presupuesto de los recortes de Mas
El Gobierno se aleja del déficit acordado pese al recorte de gasto "histórico" - Mas reclama a Zapatero 2.850 millones para llegar al objetivo del 1,3%
El Gobierno de Artur Mas sacó ayer las tijeras de podar para ahorrar 2.680 millones de euros en un inédito recorte presupuestario del 10% que supone volver a los niveles de gasto público de 2007. Y aun así, el Ejecutivo catalán duplicará este año el objetivo de déficit del 1,3% al que se comprometió en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. A pesar de que la vicepresidenta económica, Elena Salgado, ayer reiteró que el cumplimiento de ese objetivo es "irrenunciable", el consejero de Economía y Conocimiento, Andreu Mas-Colell, mantuvo el pulso al anunciar que el déficit se situará en el 2,66%. Con este escenario, el Gobierno de Convergència i Unió (CiU) tendrá que buscar apoyos, o al menos abstenciones, en el Parlament para llevar adelante las cuentas. El PP y ERC dieron muestras ayer de querer negociar.
Las inversiones se desploman el 42,4% y los sueldos bajan el 5,8%
Para justificar la desviación del déficit, Mas-Colell se escudó en que "el esfuerzo" de la Generalitat es superior al del "conjunto de las comunidades". El consejero recordó que la Generalitat cerró 2010 con un déficit de 7.607 millones de euros, equivalente al 3,86% del PIB, cuando el objetivo era el 2,4%. Alcanzar el 2,66% este año, razonó, supone una rebaja de 1,2 puntos, una décima por encima del esfuerzo que deberá hacer el conjunto de las comunidades.
Además, Mas-Colell exigió al Gobierno central 2.850 millones de euros, con los que podría alcanzar un déficit del 1,26%. Casi la mitad de esa cifra, 1.450 millones, corresponde al fondo de competitividad que el Ministerio de Economía se ha negado a adelantar a las comunidades. En ese paquete Mas-Colell incluyó también 1.200 millones que opina que Cataluña podría obtener si se calcularan con otro método las inversiones del Estado ligadas a la disposición adicional tercera del Estatuto catalán, que fija que las inversiones del Ejecutivo central deben ser equivalentes al peso de la economía catalana en el conjunto de España, el 18,6%. Por último, el consejero reclamó de nuevo varios edificios de la Seguridad Social para poder venderlos e ingresar 200 millones.
Sin esos ingresos, el consejero destacó que este año el Gobierno catalán ya ha emprendido la "primera contracción" presupuestaria "de la historia". Este tijeretazo se traduce en un descenso medio del 10% respecto al presupuesto de 2010, que es muy superior en las áreas de competitividad empresarial y medio ambiente -del 24% en Territorio y Sostenibilidad, del 23,4% en Agricultura y del 23% en Empresa y Empleo- y algo inferior en las que gestionan políticas de cohesión social, como Salud y Enseñanza. Y aun así, el esfuerzo para contener el gasto sanitario será superior al 10% respecto al gasto real de 2010, puesto que fue el que empujó al alza el déficit de ese año. Lo contrario sucedió en Enseñanza, que gastó menos de lo que tenía presupuestado. Las inversiones también se desplomarán un 42,4%, mientras que las remuneraciones del personal bajarán el 5,8%.
El consejero, aun así, consideró que el recorte es "un sacrificio" y no un "desmantelamiento" del Estado de bienestar, que, según Mas-Colell, los recortes tratan de proteger. "Si no, todo explotará, y cuando eso ocurra, pagarán justos por pecadores", afirmó. Por ello, el consejero reiteró que, además de la austeridad, los presupuestos buscan ser creíbles. "Nos juzgarán los ciudadanos de Cataluña, los mercados y Europa", recordó.La única partida que crece es la que corresponde a la devolución de la deuda. A ese capítulo el consejero se refirió con sorna como "la consejería que paga deuda". Y es que las amortizaciones y los intereses de este año suman 5.970,8 millones de euros, más del doble que en 2010 y por encima del presupuesto de Enseñanza. "Las cifras de endeudamiento son muy elevadas, muy preocupantes", dijo Mas-Colell.
Las políticas de austeridad no culminarán este año. A la vuelta del verano, y con los presupuestos de 2011 casi recién aprobados si CiU halla apoyos suficientes, Mas-Colell deberá trabajar en los de 2012. Y para cerrar ese año con un déficit del 1,3%, la Generalitat realizará nuevos recortes. "Profundizaremos en la racionalización del ahorro en el gasto", avanzó Mas-Colell.
Los ingresos de la Generalitat este año todavía se verán tocados por la crisis. El Ejecutivo prevé que la economía crezca el 0,9% y siga la atonía del consumo con una tasa de paro del 18%, lo cual supondrá que los ingresos solo avancen el 0,3%. La recaudación de impuestos directos e indirectos crecerá más del 30% por el aumento de la participación de la Generalitat en el IVA y el IRPF, pero el Gobierno acusará la falta de los recursos provenientes del fondo de competitividad. Mas-Colell prevé, además, 410,1 millones por desinversiones, aunque no quiso especificar si serán privatizaciones o ventas de inmuebles.
Para aprobar el presupuesto el Gobierno tendrá que negociar con los dos únicos partidos que se han abierto a hacerlo, el PP y ERC. El PSC se autodescartó ayer al anunciar una enmienda a la totalidad. Los socialistas no quieren saber nada de corresponsabilizarse de los recortes que se avecinan. El PP tampoco, pero no quiere desaprovechar la oportunidad de situarse en el centro de la negociación política. Para ello serán claves los pactos municipales, especialmente en Badalona, donde el PP aspira a gobernar pese a las promesas electorales de CiU y el PSC de cerrarle el paso. Hoy se puede vivir en el Parlament el primer acercamiento. Se vota la supresión del impuesto de sucesiones. El PP está a favor, pero quiere un compromiso explícito de CiU para eliminar también en esta legislatura el impuesto de donaciones. Ayer ambos partidos acercaron posiciones.
ERC también se situó por sorpresa en el centro del debate. La decisión del diputado no adscrito Joan Laporta de votar sí a los presupuestos hace que una abstención de los 10 diputados de ERC sea tan útil a CiU como una abstención del PSC o el PP. ERC apenas tiene pactos municipales para negociar, pero sí espera jugar la carta de obligar a CiU a pronunciarse entre un pacto con el PP o uno con los republicanos. La aprobación hoy de la supresión del impuesto de sucesiones a las rentas más altas, que mermará en 51 millones los ingresos públicos, dificulta este pacto.
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