Vettel también manda en la locura
En una carrera vertiginosa, el alemán consigue ante Alonso y Button su quinta victoria
Si algún director de Hollywood se anima a llevar al cine Los autos locos, aquella delirante serie de dibujos animados en la que un grupo de chiflados disputaba una interminable carrera por medio mundo, sería aconsejable que echara un vistazo al Gran Premio de Mónaco de fórmula 1 que se disputó ayer, un espectáculo fantástico, de alto voltaje, que tuvo de todo y que finalmente coronó a Sebastian Vettel.
El alemán ha metido la quinta y circula embalado por la pista. A esa misma velocidad, se va quitando de encima los retos que se le cruzan por el camino. Se trata del campeón mundial más precoz (23 años, cuatro meses y 11 días), además del más joven en conseguir una pole, un podio y una victoria. Desde ahora también podrá decir que ha ganado en Mónaco, un escenario emblemático y peligroso a partes iguales, en el que la mecánica, tan importante hoy en día, pierde protagonismo y se lo cede a los pilotos, protagonistas incuestionables.
Red Bull, siempre por delante, tuvo más cintura al cambiar de estrategia
De todos ellos, Vettel fue el más hábil y Red Bull el equipo que tuvo más cintura a la hora de cambiar de estrategia sobre la marcha por la entrada en escena del coche de seguridad. Fernando Alonso y Ferrari fueron los segundos en ese aspecto y Jenson Button y McLaren los terceros. Esta fotografía deja el Mundial enfilado para Baby Schumi, ganador de cinco de los seis grandes premios que se han disputado y que ya posee 58 puntos de margen respecto al segundo clasificado, Lewis Hamilton.
Mónaco es la cita del calendario que mejor resume la idiosincrasia del tinglado que maneja Bernie Ecclestone. Lo es por el glamour y por las fiestas de alto copeta que se celebran en el puerto, pero también por las características de la pista, una ratonera que se enrosca y que camufla los puntos fuertes de los coches más rápidos y hace lo mismo con las carencias de los más lentos, circunstancia que en este caso engrandece un poquito más el papel de Vettel, que dominó la mayor parte de la prueba tras salir zumbando desde la cabeza de la parrilla y abrir un hueco de más de cuatro segundos respecto a Button y de cinco sobre Alonso antes del primer cambio de gomas.
El británico fue el primero en enfilar los talleres, en la 15ª vuelta, una antes que Vettel y dos que Alonso. Sus mecánicos, sin embargo, se atascaron en una de las ruedas y el corredor de Heppenhiem perdió el liderato en favor del de McLaren mientras que el de Ferrari se mantuvo tercero. En esa operación, Button optó por un camino distinto al de sus rivales al colocar otro juego de gomas superblandas, circunstancia que le obligaba a volver a parar a poner las blandas. Lo hizo en la 32ª vuelta, una antes de que el coche de seguridad entrara en la pista después de que Felipe Massa se estampara contra el guardarraíl, en el interior del túnel y por el carril exterior mientras trataba de impedir que Hamilton le adelantara. Alonso lo hizo en la 34ª y Vettel fue el único que se mantuvo en la pista recuperando de nuevo una batuta que no abandonó hasta el final.
Acostumbrado a atacar, el campeón también sabe defenderse, como demostró ante los achuchones de Button, que, harto de circular pegado a él sin poder adelantarle, programó un tercer cambio de ruedas (47ª vuelta) para reincorporarse a la pista y machacar el crono a base de giros rápidos.
Reconstituido el certamen con la nueva normativa, las calles de Montecarlo albergaron esta vez una exquisita gresca a tres bandas a la que cada uno de los contendientes llegó por un camino distinto. Vettel, a una sola parada, rodaba con unos neumáticos deshechos, con más de 40 vueltas encima; Alonso, un segundo por detrás, con dos pasos por el taller, y Button, con tres cambios de gomas y a todo correr, a menos de cuatro del español.
En fila india abordaron cada uno de los recovecos del laberinto monegasco hasta que contactaron con un pelotón de doblados demasiado alborotados (69ª vuelta), que sufrió un accidente múltiple en la entrada de la chicane de la piscina. Se vieron implicados hasta cuatro bólidos. Vitaly Petrov terminó en el hospital (el ruso no tiene nada grave) y la carrera fue detenida a falta de nueve vueltas. La bandera roja le hizo la vida más llevadera a Vettel, que afrontó los últimos giros con un juego de neumáticos frescos sin que Alonso ni Button pudieran meter el morro a su Red Bull, un bólido que parece de dibujos animados.
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