Un solo líder
Iba a decir que las ciudades no están hechas para el ciclismo. Pero no, me equivoco; el ciclismo, ese ejercicio de pedalear con ambas piernas en un ingenioso mecanismo compuesto de un cuadro y dos ruedas, está hecho para desplazarse. Y en una ciudad hay muchos desplazamientos cortos en los que una bicicleta es un maravilloso invento para llegar del punto A al B con muy poco esfuerzo. Yo la utilizo constantemente en mis quehaceres, aunque no vivo precisamente en una gran ciudad.
Lo que no está hecho para la gran ciudad es el ciclismo profesional. El ciclista no disfruta pedaleando por nudos de autopistas o por anchas e impersonales avenidas. Y, si el ciclista no lo disfruta, el espectador aún menos. Esto es lo que pensaba ayer viendo la última contrarreloj, pero es el peaje a pagar para tener la foto final con el impresionante Duomo de fondo.
"Espero ganar el Tour, claro. Alberto es el favorito. Sería triste que lo sancionaran"
"Sabe cuidarse. Antes de llegar, conocía el recorrido del Giro incluso mejor que yo"
Al ciclismo, al espectáculo de los ciclistas atacándose, defendiéndose o descolgándose, lo mismo me da, le va el contacto con la naturaleza. Nada de paisajes urbanos. Un escenario natural, a ser posible visualmente impactante, como fondo para el espectáculo de las miserias humanas luchando por ese fin último, que es la victoria que todo lo justifica. Qué mejor para ello que las montañas. Como en Italia abundan, en este Giro que ya calificamos de excesivo desde un principio decidieron mirarlas a la cara: entre los recuerdos me llegan el Etna, el Grossglöckner, el Zoncolan o la Marmolada. Aunque ha habido muchas más.
En carrera, aunque son varios los que han vestido la maglia rosa, solo ha habido un líder. Un dominador absoluto de la carrera que ha impuesto su ley cada vez que la carretera se le convertía en terreno favorable, esto es, en los abundantes finales en alto. Tan solo Anton ha sido capaz de romper esta hegemonía del pinteño. Contador se lleva a casa su sexta gran vuelta. Si en la victoria anterior -el pasado Tour de Francia- dejó al final la sensación de estar ante un corredor batible, esta incontestable victoria nos hace olvidar aquellos momentos de dudas y nos ofrece de nuevo la imagen de un Contador caníbal. Generoso cuando le corresponde también, pero caníbal al fin y al cabo. En el Tour, este año, los rivales serán otros y el recorrido será bien diferente. Veremos si allí no se pagan las facturas por los esfuerzos de este Giro. Muchas incógnitas, pero hay más, pues aún no sabemos si Contador estará allí tratando de reeditar la victoria o en qué quedará el turbulento asunto del positivo.
Pero eso son cosas del pasado y del futuro, y el presente ahora es que Contador ha ganado a lo campeón ante Scarponi y Nibali, que le acompañan en el podio en justicia a su actuación, pues después de Alberto han sido los dos corredores más consistentes en carrera. Millar ganó la última crono, y lo más triste, no podemos olvidar que hace tres semanas hubo un corredor que salió de casa para correr esta carrera, y mañana no regresará. Ni mañana ni nunca, eso es lo triste.
El punto A de este Giro de Italia 2011, la salida, fue en Turín. El punto B, la última llegada, fue ayer el centro de Milán, la piazza del Duomo: 140 kilómetros por autopista en un vehículo particular -no daban ni siquiera para una etapa-, más de 3.500 en bicicleta para los supervivientes de esta agotadora carrera. Mi enhorabuena a todos ellos solo por el hecho de llegar, y a Contador además por ganar. Descansad, que no es solo que os lo hayáis merecido. Es que lo necesitáis urgentemente.
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