Desfile chic en Hvar
Camisas blancas, sandalias de cuero y complementos étnicos. Gente guapa y locales de moda en una isla de la costa croata que no envidia a la Costa Azul
Es el destino de moda entre los viajeros que huyen de las aglomeraciones y el veraneo de botellón. Hvar es la tierra prometida del buen gusto, y así lo demuestra gente del mundo entero, que la han convertido en un referente para los meses del estío.
La perla adriática despierta de su letargo al final de la primavera. Hasta entonces, Hvar es una islita pacífica, famosa por sus campos de lavanda y un puñado de monumentos del renacimiento y el gótico. Pero en verano atrae a vips de los cinco continentes en busca de un lugar bello, tranquilo y asombrosamente divertido.
La mañana comienza tarde. Durante el día, el viajero tiene muchas opciones. Los amantes de la arquitectura pueden explorar los monumentos de la ciudad -la catedral, el monasterio franciscano, el castillo- o trasladarse a Stari Grad, un bellísimo pueblo declarado patrimonio mundial a veinte minutos en autobús. Si, además de conocer el terreno, quieren tomar el sol o darse un baño en las aguas transparentes de la isla -tal vez las más claras de Croacia, superando a las del prístino litoral de Dubrovnik-, pueden contratar una excursión en el puerto. Allí se ofrecen viajes en barco a la mágica Cueva Azul, en la pequeña isla de Bisevo, o a la playa de Bol, en la vecina isla de Brac, un arenal que cambia de forma a capricho del viento. Los aficionados al buceo encontrarán un tesoro en el litoral rocoso. Otra opción es hacer un pequeño crucero alrededor de la isla. También se puede alquilar una motora para acercarse al archipiélago de Pakleni Otoci, con sus bosques de pinos y playas de arena. Porque, eso sí, la mayoría de las playas de Hvar están alfombradas de incómodos guijarros. Quizá por eso el hotel Amfora, el más lujoso de la isla
ha construido un sofisticado beach a la altura de cualquiera de la Costa Azul, donde uno puede darse un chapuzón mientras se escucha música atendido por un ejército de camareros. El hotel está situado en una bella bahía a 10 minutos del centro por un paseo a través de un bosque de pinos.
Vida en la plaza
La verdadera vida en Hvar empieza por la noche. Con el crepúsculo, la isla se sacude la modorra del calor y revive a ojos del visitante. El aire trae aroma a pino y a lavanda. La vida se concentra en la plaza central. Allí se han instalado terrazas comodísimas, ideales para tomar una cerveza antes de la cena. Por sus vistas, tiene un especial encanto Teraca, sobre uno de los soberbios edificios renacentistas. Como alternativa para el aperitivo, una pequeña y oculta enoteca, Prsuta Tri, en la callejuela de Hektoroviceva, donde sirven vinos por copas y pueden degustarse especialidades locales. El local es precioso, y el amable encargado orientará en las catas.
En Hvar hay decenas de restaurantes. A la hora de hacer su elección, déjese guiar por el bolsillo (las cartas están siempre en el exterior), pues la frescura de los pescados y mariscos, que se muestran vivos al comensal, está garantizada. Platos dálmatas como la buzzara de cigalas o la ensalada de pulpo son constantes. No se vaya sin probar la gregada, una receta local de pescados guisados con patata y vino blanco. Es buenísimo el restaurante del hotel Palace, que tiene unas espectaculares vistas sobre el puerto y ofrece mariscos exquisitos (40 euros), y el más familiar Junior, en la calle Burak, que tiene comida sencilla y barata (25 euros). El Gariful es muy popular por su precioso jardín. También hay pizzerías y establecimientos de comida rápida donde la estrella son los cevapici, la hamburguesa croata.
Fiesta sin jaleo
Hvar parece haber sido concebida para la diversión pacífica: las fiestas nocturnas se prolongan hasta el alba, pero siempre en un ambiente de elegante contención. No hay gritos ni escándalo. Una borrachera ruidosa o una pelea son inimaginables en este entorno. La isla es un paraíso donde no son bienvenidos los amantes del jaleo.
A la hora de vestirse para salir, recuerde que Hvar no es el mejor sitio para la ostentación: los turistas alojados en casas familiares se mezclan con aquellos que llegan de los lujosos yates fondeados en el puerto. La mayoría de los noctámbulos parecen cortados por el mismo patrón: ellos y ellas se decantan por un cuidado estilo hippy-chic de camisas blancas, sandalias de cuero y complementos étnicos. Aquí no hay joyas caras, aunque bajo la apariencia casual se adivina la firma de diseñadores famosos. El visitante se convencerá de haberse colado en un congreso de bellezas: nunca antes habrá visto tal concentración de seres atractivos por metro cuadrado, como si la isla tuviese una especie de imán para la hermosura física.
Todos los locales son abiertos. La terraza del Palace ofrece un agradable lounge. Tiene mucho éxito el BB Club del hotel Riva, y el Top Bar del último piso del hotel Adriana, que cuenta con las mejores vistas. Para no molestar con la música, los clientes reciben unos cascos, así que es un buen lugar para una charla tranquila.
El lugar preferido de las celebridades es el singular Carpe Diem. En pleno puerto, este espacioso local decorado al estilo oriental está abierto todo el día y se anima cuando avanza la noche. La coreografía de la preparación de los cócteles hace de la barra un espectáculo. Muchos de los clientes se trasladan por mar a la playa de Stipanska, a poco más de una milla del puerto, donde el Carpe Diem cuenta con un beach de ensueño en el que seguir la noche hasta la madrugada. Los que prefieran no apartarse de tierra firme tienen su cita en Veneranda, en las ruinas de una iglesia. Este enorme club al aire libre cuenta con varios ambientes, un restaurante de comida rápida y una piscina, y está abierto hasta el amanecer.
» Marta Rivera de la Cruz es autora de la novela Que veinte años no es nada (editorial Algaida).
Guía
Información
» Turismo de Hvar (www.tzhvar.hr).
» Turismo de Croacia (http://croatia.hr).
Cómo llegar
» En transbordador (www.jadrolinija.hr) desde Split se tarda una hora. También hay barcos desde
Korcula y Dubrovnik.
Dormir
» Grupo Suncani (www.suncanihvar.com). La cadena gestiona el Amfora (el más lujoso, desde 150 euros la doble), el Palace (el más antiguo, en el puerto, desde 110 euros), el Riva Yatch Club (junto al paseo marítimo, rodeado de terrazas y clubes nocturnos, desde 170 euros) y el hotel Adriana (con el Top Bar en su último piso, desde 100 euros).
Salir
» Veneranda (www.veneranda.hr). El club nocturno incluye un restaurante.
» Carpe Diem (www.carpe-diem-hvar.com). Muy visitado por celebridades, tienen un beach.
Comer
» Junior (Burak, Hvar; www.hvar.hr/junior). 25 euros.
» Gariful (Riva, Hvar; http://hvar-gariful.hr). Con jardín.
» Tri Prsuta (Hektoroviceva, Hvar). Enoteca y especialidades.
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