Rajoy desata la euforia en el PP y da por seguro que Zoido será alcalde

Mariano Rajoy coronó ayer los cuatro años de machacona campaña del candidato de su partido a la alcaldía de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, con un mitin de final de fiesta. Máxima euforia y el convencimiento de que no solo el PP dirigirá los destinos de la capital andaluza, sino que es cuestión de esperar un poco para aterrizar también en el Palacio de San Telmo y en el de la Moncloa.

El líder del PP, que abrió la campaña el pasado día 5 en esta ciudad, quiso estar en el acto central de los populares sevillanos y contribuir al último empujón de Zoido: "Ganó hace cuatro años, pero le dejaron fuera, trabajó, hizo propuestas y ahora va a ser el alcalde", dijo un crecido Rajoy, quien definió al candidato como una "persona de fiar".

Javier Arenas alienta el discurso del agravio de la Junta a Málaga

El PP andaluz está a punto de culminar el minucioso plan que trazó hace tiempo para recortar distancias con el PSOE e intentar conquistar la Junta y el Gobierno de España. El primer escalón son las elecciones municipales y, el símbolo, Sevilla -donde el PSOE gobierna en coalición con IU-, que se ha erigido en el catalizador de las posibilidades de victoria en Andalucía y España.

Las encuestas le otorgan mayoría absoluta a Zoido. La de Metroscopia para EL PAÍS le da 18 concejales de los 33 que tiene el Ayuntamiento, frente a los 12 del socialista Juan Espada y los tres de IU. Ahora tiene 15, igual que el PSOE, e IU los mismos tres que apunta el sondeo.

El mitin de Sevilla de ayer fue el resumen de la campaña del PP de Sevilla y de Andalucía, la guinda, con el grupo Siempre así de entregado animador, a ritmo de rumba, y la militancia enfervorecida, interrumpiendo continuamente a los oradores con cánticos y ovaciones.

La estrategia de los populares para ganar estas elecciones y desalojar también a José Antonio Griñán de la presidencia de la Junta el año próximo se ha construido sobre la elección de candidatos de fuste en las plazas con una hegemonía socialista hasta ahora difícil de quebrar, precisamente la brecha que les ha impedido siempre dar el vuelco electoral.

Hay más de medio centenar de municipios sobre los que el PP ha dibujado un círculo rojo para terminar con la preponderancia socialista. Cerca de 20 están en la provincia de Sevilla, de donde provienen casi la mitad de los diputados que le separan del PSOE en el Parlamento andaluz (nueve).

Mariano Rajoy habló ayer fundamentalmente de crisis, de paro, de recortes sociales, del engaño y de la incompetencia de José Luis Rodríguez Zapatero y los socialistas en general. El contrapunto lo aporta, según Rajoy, la ilusión, la esperanza y la "gente seria y formal" del PP.

Para contextualizar, entreveró los mensajes con asuntos regionales, como los parados y el buen trabajo de Javier Arenas, pero se centró sobre todo en Zoido y Sevilla, el "referente" de lo que ocurrirá en las próximas citas con las urnas.

En un mitin matinal en Málaga -celebrado en los salones de un hotel por causa de la lluvia- Arenas pronosticó que el alcalde de la capital malagueña, Francisco de la Torre, será reelegido "con más votos y más concejales". De la Torre gobierna desde mayo de 2000 con holgadas mayorías absolutas y en la actualidad cuenta con 17 de los 31 asientos de la corporación, informa Fernando J. Pérez.

Arenas acudió a un recurso muy socorrido y que no falla en sus actos políticos en la capital de la Costa del Sol: el discurso del agravio. Según el líder del PP, la oposición a De la Torre "no la han llevado a cabo los concejales del PSOE, sino la Junta de Andalucía". Según el líder del PP andaluz, la aspirante socialista a la alcaldía, María Gámez, exdelegada de la Junta en la provincia, "es la representante del pasado y la discriminación a Málaga".

La agenda de Rajoy en Sevilla fue muy apretada: acompañó en un desayuno al candidato de su partido en Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, luego estuvo en Málaga, y pasó por Tomares, una de las ciudades medias ganadas en las pasadas elecciones por el PP, que es símbolo de la conquista escalonada de las antiguas plazas socialistas.