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El terremoto hace temblar la economía de Lorca

Solo dos de cada diez negocios han abierto a una semana del seísmo - La patronal calcula las pérdidas en 650 millones

Gordito, el negocio de ropa de niños que Juana María Chuecos regenta en el centro de Lorca, empezaba a repuntar después de años de apreturas debido a la crisis. El pasado marzo, su facturación superó en 10.000 euros a la obtenida el mismo mes del año anterior. La llegada de la temporada de bautizos y comuniones atraía cada vez más gente al local. Pero el miércoles de la semana pasada la tierra tembló dos veces tirando tabiques y afectando a un pilar de su edificio. Dos días después, los técnicos pusieron un punto rojo en la entrada ante el riesgo de derrumbe y con él apareció de golpe el fantasma de la ruina. "O abro en 15 o 20 días o tendré que montar otro negocio. La otra opción es ponerme a buscar trabajo. Y la cosa está muy mal", explica la empresaria, que logra a duras penas salir adelante vendiendo sus cunas y moisés por teléfono, aunque solo a sus clientes más fieles.

Algunos empresarios ya plantean hacer un ERE, aunque sea temporal
Con media ciudad en ruinas, donde no falta trabajo es en el ladrillo

Como Chuecos, 2.000 comerciantes del casco urbano de Lorca se han visto afectados en mayor o menor medida por el seísmo. El sector no ha parado de temblar desde entonces, tal y como explica el presidente de la Confederación Comercial de Organizaciones Empresariales de Lorca (Ceclor), Pedro Cazorla. "Los efectos más graves del temblor fueron en el casco urbano, por donde pasa la falla, y afectó sobre todo a los pisos bajos, donde se encuentran los locales comerciales", prosigue. "En algunos, los daños no superan los 3.000 euros, pero en otros llegan a los 400.000". En total, los desperfectos causados por el terremoto serían de unos 60 o 70 millones de euros, según las estimaciones del Consorcio de Compensación de Seguros que adelantó la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, el sábado.

Pero el cálculo es muy preliminar. "Cada día que pasa es peor, y con los datos que llegan de las empresas no podemos ser optimistas", explica el presidente de la patronal murciana CROEM. En algunos casos, porque los empleados no pueden acudir a sus puestos de trabajo al estar cerrados, en otros por los desperfectos, que siguen creciendo. "Esta noche se ha vuelto a mover una de las paredes", explica María Ibarra, la encargada de la perfumería Prieto, que lleva una semana sin producir los 2.000 euros diarios de caja que generaba hasta el terremoto. El jefe de la cuadrilla de albañiles que trabaja en el local explica que la obra estaba inicialmente presupuestada en 8.000 euros, pero a medida que avanza, el precio se incrementa por los nuevos daños descubiertos. María supervisa los trabajos con todo el género cubierto por lonas de plástico. "Por el momento, los propietarios no han despedido a nadie, pero estamos muy preocupados porque trabajamos a comisión".

Y tiene motivos. Más de una semana después de la sacudida, solo ha abierto el 20% del comercio, según los datos de la patronal lorquina, que valora las pérdidas en el sector en unos 650 o 700 millones. "Los que no han cerrado, además, no están vendiendo nada; solo productos de primera necesidad y alimentos, porque la mayoría de la gente se ha ido de la ciudad, y los que quedan concentran su tiempo y su dinero en solucionar los problemas de sus casas", prosigue Cazorla. Y eso, dice, tarde o temprano afectará al empleo. "Hasta ahora se mantiene, pero algunos empresarios ya se están planteando presentar ERE, aunque sean temporales".

Los perjuicios, sin embargo, han sido menores en las grandes empresas, al estar localizadas en las afueras del municipio. La firma de plásticos Solplast y la de envases Copbox, con un centenar de empleados cada una, no han cerrado en ningún momento. Tampoco el matadero de Lorca, que da trabajo a 140 personas. Y los concesionarios de coches de la antigua carretera de Granada reabrieron en seguida. El problema, para sus trabajadores, son los desplazamientos. "Todos los días hago 80 kilómetros entre Águilas, donde me he ido a vivir desde el terremoto, y Lorca. No vamos a poder aguantarlo mucho tiempo al precio que está la gasolina", explica un trabajador.

Con media ciudad en ruinas, donde no falta trabajo es en el ladrillo y los sectores asociados. Los albañiles locales no dan abasto y la ciudad está llena de cuadrillas venidas de toda la provincia que trabajan en la rehabilitación de edificios. En Escayolas San Ginés, una empresa de materiales de construcción con sede en Murcia, las ventas se han incrementado sensiblemente. "Estamos dando muchos presupuestos y esperamos que se concreten en mucho trabajo", asegura José Viveiro, uno de sus socios. "Aunque vengan de esta desgracia".

Vacunación de un refugiado en el campamento del polideportivo de La Torrecilla, en Lorca.
Vacunación de un refugiado en el campamento del polideportivo de La Torrecilla, en Lorca.DAVID RODRÍGUEZ

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