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Elecciones municipales

IU pone la cara en el ágora

Cayo Lara y Diego Valderas responden a los ciudadanos en la calle

Los dirigentes de Izquierda Unida (IU) quisieron ayer convertir la plaza principal de Málaga, que coincidentemente se llama de La Constitución, en el ágora que fue la esencia de la democracia en la antigua Grecia, aunque ahora se presenta como una versión callejera del programa de televisión Tengo una pregunta para usted. En cualquier caso, "una experiencia saludable, muy bonita y propia de las democracias maduras", según consideró el candidato a la alcaldía de Málaga, Pedro Moreno Brenes.

"A pecho descubierto a pie de calle, sin trampa ni cartón, sin posibilidad de corte", como anunció la moderadora del encuentro, el coordinador general de IU, Cayo Lara, el de Andalucía, Diego Valderas, y el propio Moreno Brenes, se pusieron a disposición de todo aquel ciudadano que quisiera preguntarles algo. Al lado, junto a la fuente de La Gitanilla, un pequeño grupo de jóvenes del Movimiento 15-M que reclama una democracia real, intercambiaban miradas de reojo.

A preguntas de Elia Alonso, una estudiante que había dormido en la plaza, Cayo Lara proclamó que IU defiende un modelo de democracia "realmente representativa y participativa, que represente al pueblo en todas las instituciones". A pesar de afirmar que IU no caerá en la tentación de utilizar "oportunistamente" el Movimiento 15-M, Lara se desmarcó de los partidos convencionales al afirmar que "han dado gato por liebre" y no representan ya al pueblo. Arremetió contra el bipartidismo, y acusó al Gobierno de haberse puesto "en manos de poderes financieros y especuladores, debilitando el Estado", lo que ha tenido como consecuencia un "deterioro de lo público".

Y esa preocupación latía en las 13 preguntas realizadas durante más de una hora, 11 de ciudadanos presentes y dos llegadas por Twitter, que plantearon asuntos como la negociación colectiva, la congelación y el futuro de las pensiones, la sanidad pública, la ley de extranjería y los centros de internamiento o el conflicto del Sáhara. Y lógicamente también salieron a relucir asuntos de ciudad, pero también con el denominador común del bienestar colectivo, como el futuro de los Baños del Carmen, la falta de guarderías que obliga a los abuelos a ocuparse de sus nietos, o las ordenanzas de convivencia.

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