Surrealista y cósmico
El Museo de Bellas Artes celebra el centenario del pintor Roberto Matta con una retrospectiva - La exposición reúne 32 obras
Roberto Matta (Santiago de Chile, 1911-Tarquinia, Italia, 2002) pintaba cada día en una soledad absoluta. Nadie veía sus obras en período de elaboración hasta que al caer la tarde recibía en el estudio la visita de su esposa, Germana Ferrari, tomaban juntos una copa y revisaban el trabajo del día. "Fue siempre feliz, un hombre muy generoso con sus ideas", cuenta Germana Ferrari. "Nunca borraba lo que había hecho: era como un ruiseñor que no puede cantar mal". En el recuerdo de su esposa (ella no quiere que le llamen viuda) destaca la vitalidad y la energía para seguir pintando hasta los últimos años de su vida. Ayer, el Museo de Bellas Artes de Bilbao inauguró una exposición retrospectiva que celebra el centenario del nacimiento de Matta con 32 obras que recorren seis décadas de su carrera.
La muestra ha sido coorganizada con el IVAM y Acción Cultural
El artista mantuvo la actividad creativa casi hasta el final de su vida
Son, en su mayoría, lienzos de gran formato, que corroboran las palabras de Germana Ferrari. Con casi 90 años, Matta seguía pintando lienzos de tamaño colosal, piezas de más de cuatro metros de altura. La exposición se ha coorganizado por el Museo de Bellas Artes, el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) y Acción Cultural Española. Es la primera que conmemora el año Matta en España a la espera de que en noviembre se inaugure en Chile una gran exposición conmemorativa.
Matta fue el "último gran artista del surrealismo", señala la comisaria de la exposición, Marga Paz. Compañero en París del grupo que lideró André Bretón, el estallido de la II Guerra Mundial le llevó a instalarse en Nueva York. Las pinturas de esta época muestran figura biomórficas en medio de extraños paisajes interiores. En su etapa norteamericana, el pintor chileno, de familia de origen vasco, entró en contacto con los entonces jóvenes pintores abstractos de la Escuela de Nueva York, como Jackson Pollock, Robert Motherwell y Arshille Gorky. Su influencia sobre el desarrollo del expresionismo abstracto no impidió que Matta abandonara Estados Unidos y regresara a Europa en 1948. El impacto de las consecuencias de la guerra hizo que abandonara la abstracción y comenzará a pintar humanoides en escenarios de pesadilla Y se abrió a la influencia del arte primitivo, de las civilizaciones de la Antigüedad y la mitología, pero también de los avances científicos y el cosmos. "Fue un visionario en las relaciones del arte con la ciencia y la naturaleza y en la importancia del arte en el desarrollo del ser humano", añade Paz.
A Matta le gustaba decir que no era pintor, a pesar de que dedicó a la pintura más atención que a otros medios como el dibujo, la escultura, el diseño o la poesía, que también practicó. Arquitecto de formación, prefería presentarse como "arquitecto mental". "¿Si no era arquitecto como pudo pintar todo esto?", dice Germana Ferrari.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.