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Reportaje:Elecciones municipales y autonómicas

El recopilatorio socialista

Gómez y Lissavetzky repiten con entusiasmo sus consignas junto a Rubalcaba

No era novedoso. Nada lo fue ayer. Pero cuando Tomás Gómez, el candidato socialista a la presidencia de la Comunidad de Madrid, encadenó ayer en Vallecas su letanía final de "¡A ganar y ganar y ganar y ganar!", recordó más que nunca al exseleccionador español Luis Aragonés. El técnico siempre fue un teórico de la victoria y gustaba de estimular a los suyos con esa concatenación imparable: "Ganar y ganar y ganar y ganar". Gómez, ayer, lo repitió con rabia ante un numeroso auditorio que le interrumpía con vítores. El resto fue una repetición casi exacta de las mejores, más contundentes y redondas frases de actos precedentes. Si por la mañana, durante una intervención en el Foro Nueva Economía, el aspirante socialista anunció que los miembros de su gobierno utilizarán la educación, la sanidad y el transporte públicos, como "compromiso ético y político" coherente con su defensa de estos servicios, el acto de la tarde fue una especie de grandes éxitos del ecuador de campaña.

Los mensajes ya han quedado fijados y a partir de hoy comienza la fase final del maratón electoral, en la que el PSM inaugurará la nueva batería de eslóganes. Pero aunque el discurso de Gómez no contuviera nada nuevo y el de Jaime Lissavetzky, candidato a la alcaldía de Madrid, que subió a la tribuna antes que él, tampoco estuviera lleno de sorprendentes revelaciones, el mitin tenía una carga simbólica. El valor añadido lo aportaba el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, el miembro del Gobierno mejor valorado. Una compañía no casual. Además de ser militante del partido en Madrid, Rubalcaba supone una especie de escudo protector contra la campaña de Esperanza Aguirre, centrada en el descrédito socialista ejemplificado en el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero. "Dicen en su eslogan lo de 'centrados en ti', pero les falta una palabra y deberían decir 'centrados en ti, Zapatero", ironizó el ministro, que se dedicó casi en exclusiva al líder nacional del PP, Mariano Rajoy, y apenas hizo referencia alguna a la política autonómica.

Mientras los oradores se sucedían y el público mostraba a las claras su satisfacción por lo que escuchaba (el distrito de Vallecas es uno de los pocos de la capital en los que sigue ganando el PSOE en cualquier elección), hubo varias interrupciones que no estaban previstas en el guión. Primero, mientras hablaba Gómez, un grupo de chicas saharauis desplegaron una bandera de este territorio y lanzaron algunas acusaciones al estrado. El candidato socialista logró regatear la situación haciendo un breve inciso en su sucesión de consignas: "Los socialistas somos los que más hemos hecho por el pueblo saharaui", dijo. El otro incidente lo protagonizaron algunos chicos que desplegaron banderas españolas e increparon a Rubalcaba. No les dio tiempo a generar el menor altercado porque la policía, bastante numerosa, les invitó a marcharse del lugar.

Al fondo del Bulevar de Peña Gorbea, uno de los lugares más característicos del distrito de Puente de Vallecas, los toxicómanos que habitualmente se sientan en los bancos y que se prestan a hacer la compra a quien se lo solicita robando en los supermercados cercanos, estaban desplazados casi al fondo del lugar. El acto había congregado a cerca de un millar de personas.

Jaime Lissavetzky, candidato a la alcaldía de Madrid, despeja un globo ante Alfredo Pérez Rubalcaba y Tomás Gómez, aspirante regional.
Jaime Lissavetzky, candidato a la alcaldía de Madrid, despeja un globo ante Alfredo Pérez Rubalcaba y Tomás Gómez, aspirante regional.SAMUEL SÁNCHEZ
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