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Elecciones municipales

Feijóo encumbra a Francisco Vázquez para captar indecisos en A Coruña

Negreira llama a quitar fondos a los opulentos para dedicarlos a política social

Francisco Vázquez entra en campaña en A Coruña de la mano del Partido Popular y de Alberto Núñez Feijóo, quien ayer aseguró que bajo sus mandatos "la ciudad creció hasta ser una referencia en Galicia, en España y en Europa". Sin él, continuó el presidente de la Xunta, el Ayuntamiento siente "orfandad por la falta de un liderazgo que oriente, gestione e ilusione". "La Coruña agoniza con coaliciones y resurge con mayorías coherentes". Pocas veces se habrá oído a un dirigente socialista hacer tal elogio del vazquismo en los últimos años.

Ahora que el exalcalde no se habla ya con Javier Losada, el sucesor que dejó al frente en María Pita, los piropos a Vázquez son cosa de los populares. El divide y vencerás, aplicado a la política coruñesa a cinco días de los comicios y cuando un tercio de votantes socialistas aún se lo están pensando. Feijóo planteó la ecuación: "Los coruñeses conocieron un liderazgo que hizo que los intereses coruñeses llamasen fuerte en todas las administraciones y padecieron a políticos que, en vez de ponerse a la altura de esta ciudad, se empeñaron en poner La Coruña a su bajura".

Hasta aquí cualquier espectador despistado podría pensar que Vázquez se presenta ahora por el PP. Pero no, su sustituto natural, o así lo plantean los populares, es Carlos Negreira, quien de momento ya ha abrazado sus tesis sobre el topónimo que ayer contagió a Feijóo. Su campaña a su vez copia la fórmula del PP gallego en las autonómicas y pasa por prometer que suprimirá siete de los ocho coches oficiales para dedicar esos fondos a política social, despedir a la mitad de asesores y quitarle privilegios a los opulentos. Ese espíritu de Robin Hood le llevó a decir que decretaría "el año sin canapés" porque "la ciudad no puede permitirse gastar 80 millones de pesetas" en pinchos. Con ese mismo espíritu, el candidato -que, según la cúpula del PP, acaricia la alcaldía- cargó contra las facilidades que el bipartito dio a las grandes superficies para colocarse del lado del pequeño comercio. Negreira prometió atajar el problema del tráfico y reiteró su apuesta por el autobús. El resto del acto fue un baile de eles, La Coruña por aquí, La Coruña por allá, en boca del propio Negreira y del presidente, que se ha negado a afrontar el cambio del topónimo en el Parlamento para que deje de ser oficial en gallego.

Después de castellanizarlo casi todo ante un público entregado en A Coruña, la ajustada agenda de campaña le deparó una ofrenda floral en la tumba de Castelao con motivo de la víspera del Día das Letras. Allí, a las puertas del Panteón de Galegos Ilustres, defendió que "el porvenir es plurilingüe" y se comprometió con la defensa y promoción de la lengua. Luego pidió a los jóvenes de Nuevas Generaciones que mantengan "vivo" el idioma de "sus padres y madres". La mayoría de discípulos del PP bastante tuvo con intentar silabear el himno gallego que sonó al final del acto.

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