_
_
_
_
Elecciones municipales
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Tú, tú, tú

Me fui a Barcelona el martes pasado en una especie de campaña electoral personal, a vender, a venderme un poco, quiero decir, yo también soy venal, dentro de lo que cabe, y vi por la carretera la propaganda de los partidos, juntos siempre el PSOE y el PP en una especie de díptico, de valla-díptico, dos vallas juntas, hermanadas, una roja y otra azul, como dos páginas de un mismo libro. Parecen diseñadas por la misma agencia publicitaria. Hay una diferencia mínima: el PP pide el voto ("Vota PP") en un rincón, y el PSOE sustituye el imperativo por su monograma de la mano y la flor. Los colores de las vallas también varían: del rojo retocado del PSOE al azulón del PP, un celeste similar a lo que algunos angloamericanos llaman color huevo de petirrojo.

Coinciden los dos partidos, juntos y antagónicos, en el uso del adjetivo o el pronombre de segunda persona. Los socialistas hablan de lo importante que es "tu ciudad". Los populares dicen que están "centrados en ti", precisamente en ti. Esta intimidad electoral es casi general: nunca ha habido tanto abuso del tú. Llegué a Barcelona y me encontré que "Tú & Trías" es el eslogan del candidato favorito allí, de Convergencia y Unión. Ciudadanos se presentan como "Ciudadanos como tú". Iniciativa por Cataluña te llama a que defiendas "tus ideas". El alcalde y candidato socialista dice en un cartel que le gusta "esta ciudad", y en otro pregunta si te gusta "a ti". Todos los partidos me tutean.

En el avión también me tuteaban, nos tuteaban, mientras explicaban cómo huir en caso de amerizaje o aterrizaje forzoso. Los aviones son lugares de cierto desasosiego en determinados momentos y quizá las compañías aéreas hayan decidido practicar un tuteo clínico: ese paternalismo que se puso de moda hace unos años en los hospitales, donde son tratadas como niños las personas mayores, siempre que sean de nivel social medio, medio bajo y bajo. Con los niveles altos no caben familiaridades ni en momentos de desasosiego. El tú rutinario que usaba la tripulación por los altavoces del avión no creo que tuviera ninguna resonancia sentimental: debe de ser una orden de la jefatura de relaciones públicas de la compañía aérea.

Así es el tuteo de la campaña electoral. Estamos en una situación de malestar, de emergencia, nos quieren apaciguar en el momento desastroso, y de paso se suman a la lenta desaparición del usted en la vida diaria. El usted va desapareciendo en el momento exacto en que las diferencias sociales crecen brutalmente. A las personas a las que es obligado hablarles de usted las vemos poco o no las vemos. A todos los demás, a todos los que siguen accesibles, se les habla de tú. Es verdad que la propaganda electoral siempre ha dicho "vota", no "vote usted". Es un tuteo reglamentario que nadie se toma en serio. Pero nunca había habido tanto tuteo propagandístico como ahora, y ese acercamiento lingüístico coincide con el alejamiento de los partidos, de los representantes políticos, por llamarlos así, respecto a los posibles votantes en general.

El énfasis publicitario es un indicio de la brecha entre la propaganda y la realidad. Tú, tú, tú, repiten, con ese repiqueteo dental, martillo y berbiquí, tú, tú, a ver si nos hacen un agujero en la cabeza y se nos meten dentro. Qué próximos son estos días el PSOE y el PP, juntos en las vallas de carretera, como unidos por el mismo aparato de propaganda, rojos y celestes, dos colores, pasiones futbolísticas más que políticas, en esa ilusión o maldición de binarismo o bipolaridad, de buenos y malos, o de malos y buenos, como en una película de Hollywood o como en la realidad de la política española. Te hablan a ti, su íntimo, su votante íntimo. Te tutean en el momento de mayor distancia, impotencia, incapacidad tuya para influir en la realidad, resignación o fatalidad, conformismo, que siempre tiene algo de triste.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_