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Elecciones municipales y forales

Azkuna quiere un Bilbao conectado

- El alcalde y candidato peneuvista apuesta "fervientemente"por la llegada del AVE - Considera preciso "adelgazar" la Administración para salir de la crisis

El alcalde de Bilbao y candidato del PNV a la reelección, Iñaki Azkuna, proyectó ayer en un desayuno del Fórum Europa-Tribuna Euskadi la imagen del futuro Bilbao que desea y repasó buena parte de los apartados políticos que se marcó en el presente mandato con su habitual tono distante de la oratoria política al uso. En lo que respecta a la capital que ve en los próximos años, consideró "deseable e indispensable" lograr una "ciudad viva, innovadora, dinámica y, a la vez, limpia, ordenada y transparente, que apueste por el empleo, la seguridad, la educación y la cultura, enraizada en una Vizcaya potente" y que "colabore con Euskadi, España, Europa e internacionalice su marca".

Entre los equipamientos por los que el alcalde apuesta firmemente figura el AVE, ya que la ciudad mejoraría de "forma ostensible". Dijo desear "fervientemente" su llegada y recalcó que "si el [trayecto] Vitoria-Bilbao está antes que el Vitoria-San Sebastián, se debía poner en marcha ya el Vitoria-Bilbao". También abogó por alcanzar un acuerdo para lograr una autoridad única para una Ría de Bilbao "a la que se le puede sacar mucho jugo" en materia de ocio.

Respecto a la crisis económica, el alcalde exigió "seriedad" y "responsabilidad" para afrontarla y concluyó que "hay que gastar menos, pagar la deuda y contener el déficit". En definitiva, ve necesario sanear la economía pública y privada. Durante su intervención, el regidor hizo balance de la situación económica por la que atraviesa el país y temió que lleguen malos tiempos, "años de sangre, sudor y lágrimas", que aún quedan por pasar, lo que requerirá un "esfuerzo mayor por parte de todos".

En referencia a la eliminación de la deuda de la capital vizcaína, Azkuna declaró que la reducción del déficit "no es un fin de sí mismo", sino una consecuencia de la buena política y la adecuada gestión. En este sentido, cree que "lo primero que debe ser un servidor público es un administrador no solo honrado, sino además eficiente". Opinó después que las instituciones públicas "tienen que echar una mano" para reincentivar el consumo y la inversión y apoyar a las nuevas ideas emprendedoras.

Se mostró partidario de "flexibilizar las normas municipales" para no exigir lo mismo a un bar que a un restaurante de cuatro estrellas y afirmó que la Administración pública "tiene que adelgazar y la privada tiene que pagar los créditos, no hay otro remedio". Para el candidato, la transformación de los últimos años ha supuesto una revolución económica no solo en Bilbao, sino en el conjunto de Euskadi. Respecto a posibles pactos con Bildu tras el 22-M, Azkuna advirtió que no iba a "hacer la propaganda" a la coalición y que pactará "con alguien con quien llegue a un acuerdo en un programa de gobierno".

La prostitución y los Reyes Católicos

Iñaki Azkuna, en su más puro estilo de rasear el balón político, provocó ayer la sonrisa cómplice del auditorio con una mínima porción de historia. El alcalde, estadista de entrada en su discurso y pragmático luego, amenizó el coloquio cuando aseguró que "los Reyes Católicos aislaron la prostitución a Bilbao La Vieja". Muchos pensaron que era la enésima socarronería de Azkuna, pero el ilustrado candidato en realidad quiso recordar cómo el rey Fernando alivió al Ensanche bilbaíno del oficio más viejo del mundo. Incluso, al ser preguntado sobre la posible anexión de municipios para recuperar el Gran Bilbao recordó el gesto de la reina Isabel II a quien le bastó un buen almuerzo para autorizar en los postres que Erandio recuperara su independencia.

Azkuna, rodeado de una previsible expectación, apenas se esforzó para desprender del corsé que siempre supone una campaña electoral a la hora de cuestionar públicamente si Euskadi se puede permitir en los tiempos que corren la coexistencia de un basto entramado institucional en el área de Cultura, donde conviven las competencias del departamento del Gobierno vasco, las tres áreas de las diputaciones forales y las enésimas concejalías que se agolpan en los ayuntamientos.

El realismo de Azkuna satisfizo a tal punto que el propio Josu Jon Imaz, al despedir el acto como presidente de Petronor, se atrevió incluso a admitir la seducción que le provocaba. Pero en base a su experiencia, reconoció que no lo tuviera en cuenta. Volvieron las sonrisas, sobre todo en Azkuna

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