Los depravados príncipes de la vieja corte
Narrativa. Una pareja de traductores del rumano hacen su trabajo con una honestidad encomiable. Se llaman Rafael Pisot y Cristina Sava. Ellos han vertido al español (y estoy seguro de que no ha sido tarea fácil, porque el original es un prodigio de agudezas, de emboscadas sintácticas, de figuras lingüísticas prácticamente intraducibles) esta novela y redactado buen número de notas a pie de página muy útiles y orientativas. Hijo de un poeta muy considerado, Mateiu Caragiale fue otro buen novelista en la pléyade impresionante de los autores rumanos de entreguerras, y dandi refitolero, obsesionado con los blasones y con la heráldica y con alcanzar una alta posición social, objetivo éste conseguido gracias a un matrimonio afortunado que le permitió retirarse a su finca rural, alzar sobre su mansión su propia bandera y olvidarse un poco de cuanto en aquel mundo trastornado y a punto de zozobrar en la guerra no fuese la repetición de las estaciones, las siembras y las cosechas. Caragiale hijo tenía un rostro de expresión altiva, cuello alto y duro, y un bigote enhiesto que dan ganas de arrancárselo de un tirón. Los depravados príncipes..., a partir de tres señoritos calavera, podridos de talento pero entregados por una pulsión autodestructiva a la bohemia más extrema y degradada en los antros de la periferia de Bucarest, en locales donde los osos bailan, los hombres beben con fanatismo, los gitanos tocan el acordeón y las chiquillas transmiten a sus fugaces amantes la gonorrea, cuenta (como Bearn, como El Gatopardo) el declive de una aristocracia y la ocupación de su lugar y privilegios por la burguesía, representada a los ojos de Caragiale por un advenedizo sin escrúpulos, idea del decoro ni valor. Novela breve de atmósfera sombría, de ritmo brioso e inspiración simbolista, con páginas nerviosas, tan inspiradas describiendo el retiro de los viudos desconsolados en sus torres abolidas como las fiestas en los figones, en Rumanía se la considera una joya del patrimonio literario nacional.
Los depravados príncipes de la vieja corte
Mateiu I. Caragiale
Traducción de Rafael Pisot y Cristina Sava
El Nadir. Valencia, 2011
200 páginas. 16 euros
Libro electrónico: 10 euros
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