Los vecinos recogen miles de firmas para conservar La Fe
Los residentes piden un hospital básico en Campanar
Maite fue la primera que comenzó a moverse. Su situación personal la ha convertido en una usuaria asidua de la [antigua] Fe. Llevaba 26 años yendo al centro hospitalario. Pero ella y otras cuatro o cinco voluntarias, sin afiliación política y vecinas de Campanar, han hecho del querer es poder y en pocas semanas han recogido 10.000 firmas de Campanar, Tendetes, Marxalenes, Benicalap y zonas de alrededor para que la Generalitat no les deje sin un hospital básico en la zona. El cercano Arnau de Vilanova está colapsado y no cuenta con todos los departamentos. En el horizonte solo está previsto un centro hospitalario universitario proyectado por la Universidad Católica en la polémica parcela escolar recalificada por el gobierno local de Valencia.
El 18 de mayo se manifestarán para exigir asistencia sanitaria en el barrio
Ahora pertenecen al área hospitalaria de la nueva Fe, situada en el Bulevar Sud, a 40 minutos en autobús del complejo prácticamente desmantelado y a una hora, por ejemplo, de la Ciudad Fallera, cuyos vecinos tienen que coger dos autobuses -el número 28 primero y luego el 64- para llegar a su nuevo centro de referencia en Malilla.
"Quiero que si a mi padre le da un infarto tenga un cardiólogo cerca. Hay problemas médicos en los que estar cerca de la asistencia es vital. Queremos un hospital básico en la Fe", reitera este colectivo. La campaña electoral ha conseguido que estas mujeres que llevan meses pidiendo una entrevista con la Consejería de Sanidad para trasladarle esta petición, capten la atención de los partidos políticos. Pero quien tiene la responsabilidad no aclara sus dudas.
Los barrios del norte de Valencia no solo han quedado desasistidos sanitariamente, opinan los vecinos, sino hundidos económicamente. Los negocios de alrededor -bares, farmacias, incluso Nuevo Centro- se han resentido. Amparo, dueña de uno de los restaurantes cercanos a La Fe, asegura que si antes cerraba a las doce de la noche, ahora lo hace a las cinco de la tarde. Ha tenido que despedir a seis camareros y ahora el negocio apenas les llega para sostenerse la familia. El próximo 18 de mayo, miércoles, han convocado una concentración y posterior manifestación que dará la vuelta al complejo sanitario casi desmantelado y que más que un hospital parece un complejo fantasma.
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