A la caza de los indecisos en Leganés
PSOE y PP llegan prácticamente empatados a la recta final y sus candidatos se echan a la calle en busca de los que aún no tienen claro a quién votar
Guadalupe Bragado, la candidata del PP en 2007, gobernó en Leganés durante 23 días. En corrillos, con cierta malicia, se refieren a ella como Guadalupe La Breve. Sufrió una moción de censura a su mandato, prácticamente una hoja en blanco a esas alturas, por parte de PSOE e IU, que mandan desde entonces en un lugar que ha ido quitándose de encima el estigma de ser una ciudad dormitorio. La afrenta a Bragado embruteció en todos los sentidos la política local. Cuatro años de dialéctica en el barro y de visitas a los juzgados para denunciar irregularidades del contrario.
A dos semanas para las elecciones, los sondeos revelan un empate técnico entre las dos principales formaciones, PP y PSOE. Los dos partidos se han echado a la calle para buscar el voto de los indecisos, esos que aún no saben a quién votar, y se decantarán por un partido u otro según las circunstancias.
Un empresario está cansado de recibir mensajes contradictorios
El PP confía en ser la fuerza más votada y formar gobierno con ULEG
La realidad es que en Leganés (186.066 habitantes) hay mucha gente que duda. Tradicionalmente ha sido una ciudad de izquierdas, pero el paro (17%) y la crisis, circunstancias que difícilmente puede controlar un alcalde, pueden desmovilizar a una parte importante de votantes. Los candidatos buscan llevarles a su terreno.
Manuel Andura, empresario de 44 años, rodeado de carteles con los rostros de los candidatos, es un hombre carcomido por la duda: "Estoy desencantado con los dirigentes políticos y cada vez me cuesta más decantarme por uno de los bandos". Andura está cansado de recibir mensajes contradictorios de los partidos locales. Le impiden discernir lo importante de lo superfluo para la ciudad. "El alcalde propone un proyecto que es beneficioso para la ciudad y la parte contraria que es un truco para que sus amigos se vean beneficiados. Es difícil saber quién tiene razón".
Los colaboradores del alcalde y candidato socialista, Rafael Gómez Montoya, se sorprenden de la que acogida que ha tenido estos días ver a Montoya buscando el voto a pie de calle. "Nos dicen que es valiente vernos aquí con la que está cayendo", cuenta uno de ellos. Los socialistas consideran que han sufrido la oposición más sangrante y dañina de cuantos ayuntamientos hay en la región. La tarea de Montoya es desmarcarse de que estas elecciones sean una reválida de la política nacional y poner el sello socialista en los avances de una ciudad que se ha transformado en los últimos 20 años.
Existe también un factor diferencial respecto a otros municipios: ULEG. Este partido independiente, que obtuvo representación en las anteriores elecciones, ha realizado una oposición de confrontación con la búsqueda constante de supuestos escándalos que inevitablemente ha desgastado al alcalde. La política de su líder, Carlos Delgado, de recibir en su despacho a todos los vecinos y preocuparse personalmente de sus problemas cotidianos (desde un bache en su calle a un mal alumbrado) le ha hecho ganar terreno.
Pero las dudas continúan. David Elices, técnico del Summa, lee publicidad electoral mientras mira de reojo como su hijo juega en un parque del barrio de los Estudiantes. "Quizá sean demasiados años bajo el mismo gobierno pero aún así no lo tengo claro. Tengo que pensarlo", razona.
La otra opción que previsiblemente reciba más votos es la de Jesús Gómez, un Mourinho de la política local, un perfil del gusto de la presidenta Aguirre. Recriminado por polémicos artículos ultraliberales que firmó hace 10 años, lo mismo dice que en la ciudad es refugio de mafias que les suelta directamente a las asociaciones de vecinos (a las que considera alineadas con Montoya) que les va a cortar las subvenciones. Está contento con los sondeos pero intenta rebajar la euforia. Un alto cargo del PP regional cree que será el candidato más votado pero que tendrá que echar mano de ULEG para gobernar.
Para ello, a buen seguro que tendrá que convencer a los indecisos. Ellos tienen la llave.
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