Golpes de efecto epistolares

El debate comenzó para Tomás Gómez cuando se encontró frente a Esperanza Aguirre. A partir de ese momento se desembarazó del discurso más automático. También de cierta sensación de estar pasando por un trámite desagradable y despertó. Dejó a la presidenta regional descolocada en varias ocasiones y la obligó a dar un rodeo para esquivar algunas revelaciones incómodas. Hasta en tres ocasiones Gómez mostró documentos que, en su opinión, dejaban en evidencia al Gobierno de la Comunidad.

"Estamos muy contentos y creemos que hemos ganado claramente", fue el análisis de Gómez a este diario nada más concluir el cara a cara con Aguirre. "No nos extrañaría que sea ella ahora la que pida un segundo debate", reflexionó el líder socialista, que ya ha mostrado en varias ocasiones su descontento por la limitación a un solo debate.

El equipo de Tomás Gómez también se mostró muy satisfecho y calificó de "demoledor" algunos de los golpes de efecto de su candidato. "Aguirre iba de sobrada y casi todo lo que decía sonaba de madera", ahondaron algunas de las personas más cercanas al líder del PSM.

Gómez solo tomó notas cuando le tocó el turno frente a Aguirre. El tiempo en el que le tocó debatir con Gordo lo utilizó para desgranar su propio programa electoral haciendo caso omiso de las andanadas del líder de Izquierda Unida, que pretendía acorralarlo recordándole la política de recortes del Gobierno central.

Gómez, eso sí, se quedó un poco descentrado tras escuchar un extraño hipido de Esperanza Aguirre y tardó un rato en volver a estructurar su discurso.