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Reportaje:breakingviews | Laboratorio de ideas

Declarar una tregua

La guerra por los depósitos es un síntoma de la debilidad de bancos y cajas

El Gobierno español está harto de ver cómo sus bancos se disparan en el pie. Durante el año pasado, las entidades crediticias han entrado en una feroz batalla por atraer los depósitos de los clientes. Ha empezado a ser habitual que los bancos ofrezcan a los ahorradores un 4% anual (más del doble del tipo interbancario europeo).

Ahora el Estado propone castigar a los bancos más agresivos obligándoles a pagar más al Fondo de Garantía de Depósitos de España (FGD). Pero sería mejor que el Gobierno intentara solucionar el problema que han originado las guerras de depósitos.

Los bancos españoles andan a la caza de depósitos porque no tienen fuentes alternativas de financiación. Muchas cajas de ahorros han quedado excluidas de los mercados al por mayor porque son demasiado pequeñas o débiles. Los bancos tratan de reducir su dependencia de la financiación mayorista cara al corto plazo. Incluso los bancos más fuertes se han visto obligados a subir sus tasas para evitar que los clientes se marchen.

Puede que la batalla sea una buena noticia para los ahorradores. Pero dado que el nivel general de los depósitos en España apenas está subiendo, las guerras de depósitos son un juego que reduce los márgenes de interés de los bancos y socava aún más su rentabilidad.

La legislación propuesta por el Gobierno obligaría a las entidades crediticias que ofrecen tipos insensatos a compensar al FGD, que garantiza los depósitos hasta los 100.000 euros. Los bancos comerciales pagan actualmente seis puntos básicos anuales en depósitos garantizados al FGD, mientras que las cajas de ahorros aportan 10 puntos básicos. En la práctica, la nueva legislación duplicaría estos pagos si el tipo del depósito supera ciertos umbrales. Por ejemplo, los bancos que actualmente ofrecen tipos de más del 3,2% en depósitos a seis meses tendrían que pagar la cantidad adicional.

Sin embargo, no está claro que unos cuantos puntos básicos adicionales vayan a disuadir a las entidades crediticias que ya ofrecen esas tasas elevadas. Además, hay formas de saltarse la norma: los bancos podrían reducir sus tasas, pero luego tratar de atraer a los clientes con regalos como televisores de pantalla plana.

La batalla por los depósitos es principalmente un síntoma, no una causa, de la debilidad del sector financiero español. El acceso limitado de los bancos a la financiación al por mayor es un reflejo de la incertidumbre respecto a los préstamos incobrables que todavía quedan en sus balances generales y de las inquietudes más generales respecto a la deuda soberana de España. Abordar esos dos problemas es la mejor manera de poner fin a la guerra.

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