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Recuperado el primer cadáver del Airbus de Air France

El aparato cayó al océano con 228 ocupantes en 2009

Antonio Jiménez Barca

Un cadáver del Airbus de Air France procedente de Río de Janeiro que se hundió el 1 de junio de 2009 en el Océano Atlántico fue recuperado la madrugada del jueves, después de haber pasado casi dos años en el fondo del océano. Los técnicos que trabajan desde hace semanas en el lugar en el reposan, a 3.900 metros de profundidad, los restos del avión, ayudados por robots especializados, consiguieron sacarlo a flote después de una intentona fallida.

Según un comunicado de la Gendarmería francesa, el cuerpo fue izado junto al asiento al que permanecía atado por medio del cinturón de seguridad desde que el Airbus se estampó contra el océano.

A bordo del navío Isla de Sein, el barco que aloja al equipo de especialistas en rescate submarino, hay también ocho gendarmes franceses que, por mandato judicial, se encargan de supervisar la operación de rescate de cadáveres. Lo primero que han hecho es extraer unas muestras del cuerpo para enviarlas a París a fin de identificarlo gracias al ADN.

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Hay más cadáveres atrapados entre el fuselaje del avión, que se hundió con 228 ocupantes. Algunos medios franceses calculan que se han descubierto hasta un centenar de cuerpos. Será muy difícil sacarlos a flote. La Gendarmería francesa precisa que las condiciones en que se desarrolla la operación, a esas inusuales profundidades, son únicas. "Hay muchas dudas sobre la posibilidad de sacar más cadáveres", explica.

La recuperación del primer cadáver se produce días después de que este equipo recuperara las dos cajas negras del avión, la que contiene los datos técnicos (velocidad, altitud...) y la que grabó las conversaciones de los pilotos en la cabina.

Para sacar a flote estas cajas negras, protegidas por un metal blindado, se utilizaron unas potentes pinzas. Usadas para rescatar cadáveres, podrían acabar desmembrándolos. Hay especialistas que apuntan que se podrían utilizar redes especiales para recuperarlos.

La Gendarmería asegura que el cadáver recuperado se encuentra "degradado". Pero las bajas temperaturas que reinan a esas profundidades abisales, cercanas a los cero grados, y la gran presión, que elimina las bacterias, hacen pensar a más de un experto en que los cadáveres no se encuentren descompuestos por entero.

Las familias de las víctimas se encuentran divididas. Hay quien prefiere que le devuelvan los restos de su hijo o su hermano como sea para enterrarlo después en un lugar conocido y hay quien es partidario de que los dejen en el fondo del mar. "Su destino era ese y así debería de ser", comentaba ayer, en una emisora de radio, el padre de dos pasajeros fallecidos.

El examen simultáneo y complementario de las dos cajas negras, que se producirá en algunas semanas en el aeropuerto de Le Bourget, sede de la Oficina de Investigaciones y Análisis (BEA por sus siglas en francés), cerca de París, dará la clave, en principio, de lo que ocurrió esa madrugada de hace casi dos años y que continúa siendo un enigma. Por lo pronto, el hecho de que los restos del avión aparezcan en un lugar no muy diseminados confirma la teoría de que el avión se estrelló contra el mar en vez de desintegrarse en pleno vuelo.

Pilotos y especialistas en estas cuestiones que han desfilado estos últimos días por los medios de comunicación franceses aseguran que, con las cajas negras, la posibilidad de saber qué es lo que falló es de un 90%.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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