El videoclub virtual desbanca al cable

Netflix se está consolidando a un ritmo de vértigo como uno de los mayores distribuidores de contenido audiovisual en Estados Unidos. Hasta el punto de que el portal de alquiler de películas y series supera ya en número de abonados a Comcast, el mayor operador de cable del país, y a la cadena de pago Showtime. El 7% de la población estadounidense está suscrita a su servicio. Eso se traduce en 23,6 millones de clientes. Solo en el último trimestre sumó a 3,59 millones de abonados que buscan sacar partido a su incipiente servicio de vídeo sin descarga (streaming). Estos registros suponen casi tres millones y medio más de usuarios que la cadena premium de Time Warner y un millón más que Comcast, que acaba de comprar la cadena NBC con el fin de disponer de su propio generador de contenidos.

El número de abonados asciende a 23,6 millones; el 7% de la población

En un año ha visto crecer el número de clientes en un 70%. Solo le supera la televisión de cable, HBO, con cerca de 28 millones. Y puestos a comparar, Hulu Plus, creado por la NBC, Fox y ABC para colgar sus producciones en la Red, solo cuenta con un millón de suscriptores. Por eso no es una sorpresa que Reed Hastings, consejero delegado de Netflix, sea para la revista Time una de las figuras más influyentes.

Netflix está actualizando constantemente su base de datos, lo que le permite ampliar con rapidez su videoteca más allá de películas y series veteranas. Recientemente se hizo con la exclusiva de Mad men, robando la serie de culto a AMC. Y va a producir House of cards. También acaba de sumar a su parrilla de visión instantánea, la serie juvenil Glee e Hijos de la anarquía, protagonizada por una banda de moteros. "Nuestros abonados aman las series", explica Steve Swasey, desde Netflix y para quien estas adquisiciones a la Fox refuerzan su compromiso por ampliar la oferta de contenidos, que ya incluye series como Galactica, Friday night lights y la versión británica de The office. También son populares programas de documentales, como FrontLine.

Netflix no cuenta aún con datos para determinar cuáles son las series más populares, porque el servicio de acceso ilimitado a la videoteca empezó a finales del año pasado. Pero sí para las películas. Crash, The blind side y El curioso caso Benjamin Button son las más alquiladas. A esta última se puede acceder por streaming. Le siguen Ahora o nunca, Inflitrados, En tierra hostil, Iron man, Sherlock Holmes, No es país para viejos, y Gran Torino, solo el alquiler. Pero hay que saltar al puesto 33 para encontrar otro título de visionado instantáneo, Shutter Island. Solo nueve de las 100 películas pueden verse en streaming.

Y aunque Netflix es el único servicio de pago online que ofrece series de las cuatro grandes cadenas generalistas en EE UU, la clave para el futuro está, precisamente, en que ese contenido sea de calidad, actual y preferiblemente único. Por eso espera hacerse con los derechos para la producción de dos o tres series nuevas más.

Pero cuanto más grande se hace, más difícil es mantener el ritmo de expansión. Como dicen en Wall Street, el cielo también tiene un límite. Netflix espera que el número de suscriptores siga creciendo con rapidez el resto del año, aunque la comparación será cada vez más dura. Y todo esto mientras WalMart se zambulle en el negocio, y YouTube y Amazon refuerzan sus servicios. Sin embargo, gracias a este aluvión de contenidos y de abonados, Netflix facturó 719 millones de dólares (485 millones de euros) durante los tres primeros meses del año. Eso representa un incremento del 49%. Ventas que le aportaron unas ganancias de 60,2 millones (40,60 millones de euros), casi el doble que en 2010, porque el streaming eleva el margen de beneficio al gastar menos en el envío de películas en formato DVD.