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Reportaje:

De Orio a México D. F.

Iñigo Manterola expondrá en la capital azteca - El artista llevará pinturas y esculturas de los últimos cinco años

El mar es una constante en la vida y la obra de Iñigo Manterola. Hijo y nieto de arrantzales, el artista oriotarra tiene tanto apego al salitre como al lienzo en blanco. En su galería En el estudio, a pocos metros de La Concha de San Sebastián, el mundo marino adquiere diferentes dimensiones que van desde esculturas que emulan nudos, pinturas figurativas de botes y pescadores, a obras abstractas que recogen el movimiento en forma de secuencias.

Manterola (Orio, 1973) es un artista que necesita sentir, experimentar, vivir el proceso en sí mismo para pintar. Lo mismo se embarca en un pesquero de bajura durante cinco días para conocer junto a la tripulación del Santana Berria la pesca de bonito que se compra un bote viejo para restaurarlo y echarlo al agua y "plasmar en la obra lo que la experiencia me sugiera", explica. De ambas aventuras salieron las exposiciones Pinturas animadas y Camino entre dos aguas que supusieron un antes y un después en la trayectoria del artista que cuenta con más de medio centenar de exposiciones. "Cuando pintas necesitas saber de lo que hablas. Sentir el miedo en alta mar, el movimiento...Experiencias que hace que pintes de otra manera", reconoce.

"Soy un artista en evolución. No quiero coger una línea y vender por vender"

El resultado del trabajo de Manterola en los últimos cinco años viajará el próximo viernes hacia México D. F. donde permanecerá un mes. La exposición Arte de ida y vuelta se dividirá en dos muestras. Una de ellas se realizará en la Euskal Etxea en la capital azteca con la obra más figurativa y lejana en el tiempo y se proyectarán vídeos que muestran los pasos del artista vasco hacia la abstracción y su salto a la escultura. La otra será en la galería La Casa donde exhibirá su obra abstracta reciente. Fiel a su forma de trabajar siempre en pleno proceso de evolución, Manterola participará en un proyecto junto con el artista vasco Carlos Larrañaga que vive en México desde hace cinco años con el que pretende compartir espacio y obra (darán forma a una decena de cuadros a cuatro manos).

Artista vocacional (pinta desde los ocho años porque era lo único que le hacía estar centrado), tuvo que lidiar con su familia y trabajar duro para costearse la carrera de Bellas Artes. "Lo único que tenía claro era que quería pintar, era una necesidad vital". Respetuoso con el estilo abstracto porque "es algo que tiene que tener cuerpo, cimientos, no me vale solo unos trazos y poner un color sobre otro", para Manterola el arte es una manera de vivir que compagina con su otra pasión; su mujer y sus dos hijas.

"Me suelen preguntar, ¿pero Manterola es un artista figurativo o escultor? Soy un artista en evolución. Es la suma de todo, la inquietud, la humildad. No quiero coger una línea y vender por vender", concluye.

El artista oriotarra Iñigo Manterola en su galería En el estudio, en San Sebastián.
El artista oriotarra Iñigo Manterola en su galería En el estudio, en San Sebastián.JAVIER HERNÁNDEZ

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