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Reportaje:

Planes para los servicios sociales

El Gobierno analiza fórmulas para llevar hasta los hogares de los mayores y discapacitados las prestaciones que dibuja el espacio sociosanitario

El talón de Aquiles de los servicios sociales de atención a los mayores, discapacitados, drogodependientes o personas en riesgo de exclusión es la falta de coordinación entre instituciones y la consiguiente desigualdad de prestaciones entre las tres provincias. La configuración competencial de la atención que engloba el conocido como espacio sociosanitario ha generado territorialismos, con iniciativas muy locales y provinciales de avance en la mejora de la atención que han contribuido a aumentar las diferencias. Tanto el anterior Gobierno como el actual han reconocido el problema, que ha generado una dura polémica entre Sanidad y las Diputaciones después de que el consejero, Rafael Bengoa, propusiese el pasado domingo en una entrevista en EL PAÍS centralizar la atención sociosanitaria en manos del Ejecutivo.

El príncipal hándicap de los servicios de atención es la descoordinación
San Sebastián, Irún, Tolosa, Oiartzun y Zarautz prueban nuevas ideas

Sin embargo, uno de los aspectos con más futuro, la teleasistencia, está en proceso de ser asumido íntegramente por el Ejecutivo, para cumplir con la ley de Servicios Sociales, aprobada a finales de 2008. Este texto establece que es el Gobierno el que debe hacerse cargo del servicio, que hasta ahora han gestionado las Diputaciones y el Ayuntamiento de Vitoria. Los entes forales siguen prestando los servicios de centros de día y las residencias, por ejemplo. Supone un primer paso hacia una visión más autonómica de los servicios sociales, que, según el último documento que ha aprobado el Consejo Vasco de Atención Sociosanitaria, priorizarán la atención a domicilio.

A partir del próximo 1 de julio, la teleasistencia se prestará desde una plataforma multicanal, la misma que Osakidetza está extendiendo por Euskadi: Osarean. La infraestructura, licitada por 11 millones de euros, permitirá que si una persona mayor acaba de ser operada, los servicios sanitarios no sean los únicos que hagan un seguimiento de su situación, sino también los sociales.

"El 2 de julio todo seguirá igual para los usuarios", recalca el director de Servicios Sociales del Gobierno, Alfonso Gurpegui. Sí habrá novedades, que se irán incorporando progresivamente en los servicios para homogeneizarlos. Y es que hoy en día siguen existiendo diferencias. Por ejemplo, Álava dispone de un servicio de telealarma, que se activa cuando una persona mayor pulsa el botón del collar, pero en Vizcaya estas mismas personas cuentan también con visitas a domicilio o llamadas telefónicas de seguimiento.

Gurpegui enumera algunas de las ideas que se quieren incorporar: la teleasistencia a móviles -hoy únicamente es posible con los teléfonos fijos-, el control por detectores de movimiento a personas con problemas como el alzhéimer, las videoconferencias con los profesionales a través de la televisión o los consejos de índole social, además del consejo sanitario telefónico que ofrece Osakidetza. El decreto que se prepara para delimitar la teleasistencia incluye un servicio de recordatorio de agendas, dispositivos que descubren caídas o cambios en la temperatura corporal y sensores que controlan el hogar, para evitar incendios u otros siniestros.

¿Más servicios supondrá pagar más dinero? Asuntos Sociales insiste en que no. "No por necesitar más servicios tienes que pagar más", explica Gurpegui. El copago forma parte de servicios de este tipo y se prevé que el coste ronde los cuatro euros mensuales.

Como el espacio sociosanitario no se va a limitar a la teleasistencia, Asuntos Sociales trabaja con la Fundación Matia para hacer posible que los mayores sigan en sus casas. Cinco municipios guipuzcoanos -San Sebastián, Tolosa, Irún, Oiartzun y Zarautz- están empezando a probar varias iniciativas con idea de que se extiendan en un futuro. En total, serán 26 proyectos en los que trabajarán dos centenares de personas. Todos los proyectos pasan por la idea de ofrecer servicios que aumenten la calidad de vida de quienes envejecen en sus domicilios, como limpieza, comidas o fisioterapia.

Hacia un país envejecido

Euskadi será en unos años la sociedad más envejecida del mundo. De hecho, alrededor del 20% de la actual población tiene más de 65 años. El 75% de las personas de entre 40 y 50 años que residen hoy en el País Vasco alcanzarán los 90, lo que implica la necesidad de desarrollar servicios profesionales específicamente orientados hacia ellos.

Buena parte de las personas mayores de hoy y las que rebasarán los 65 años en las próximas décadas residen en viviendas de su propiedad en las que, en muchos casos, desean envejecer. Es una Tercera Edad que gana peso en términos demográficos y que tiene cada vez más voz en cuanto a las políticas que le afectan. Por ello, se extiende en la sociedad europea el término housing: en lugar de sacar de su casa a un anciano para llevarle a un centro que le preste diferentes servicios, llevar los servicios a casa de los mayores, respetando sus deseos. Y es que al creciente número de mayores se suman familias más reducidos y la mayor incorporación de la mujer al mercado laboral, lo que, en definitiva, conduce a la necesidad de una estructura profesional sólida.

Sin embargo, más allá de los servicios, se trata igualmente de infraestructuras. El director de Servicios Sociales del Gobierno, Alfonso Gurpegui, resalta también que hay que acondicionar casas y barrios. Únicamente teniendo en cuenta los hogares, cerca del 36% de los mayores de 65 años vive en un edificio sin ascensor y el 21% no tiene calefacción en su vivienda.

Menores con dificultades

El espacio sociosanitario no solo se fija en las personas mayores y los discapacitados adultos y sus familias. Las instituciones también trabajan para mejorar lo que se conoce como la atención temprana, los servicios sanitarios, educativos y sociales para los niños de 0 a 6 años con problemas de desarrollo y discapacidades.

El colectivo no es pequeño. Un documento de análisis de situación y propuestas de modelo que obra en poder del Consejo Vasco de Atención Sociosanitaria cifra en 2.000 el número de niños que cada año podrían beneficiarse del sistema. De ellos, en torno a 1.400 tienen problemas que derivan de ser prematuros. El 10% de los niños está en riesgo de sufrir alguna de estas dificultades.

El documento remitido hace unas semanas al Parlamento propone que sean los servicios sociales el eje de la atención a estas familias y critica la falta de coordinación entre los pilares sanitario, educativo y social para realizar una atención integral. Además, solicita que se creen en las tres provincias unidades de valoración de las necesidades y de intervención que cuenten con profesionales de dichos ámbitos.

También refleja la complejidad de la cuestión competencial. Sus redactores se muestran cautos desde el principio, asegurando que sus aportaciones están hechas "huyendo de cualquier tipo de condicionamiento previo, bien acaparador, bien defensivo, que pudiera provenir de los corporativismos profesionales y/o institucionales".

Dos claves

- Teleasistencia: se plantean nuevos servicios, como las videoconferencias por televisión, los detectores de movimiento y condiciones ambientales, etcétera.

- Innovación cinco municipios guipuzcoanos probarán este año varias ideas de servicios a domicilio para mayores y discapacitados, que después podrían extenderse al resto de Euskadi.

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