Obama admite que el déficit causa "serio daño" a la economía de EE UU
El presidente advierte que la solución "no puede cargarse sobre la espalda de los ciudadanos" - China pide medidas responsables para proteger a los inversores
Barack Obama admitió ayer que la lucha contra el déficit fiscal es imprescindible para evitar "un serio daño" sobre la economía norteamericana y, aunque señaló que existen "enormes diferencias" en Washington sobre cómo hacerlo, se declaró optimista en cuanto a la posibilidad de conseguir en las próximas semanas un acuerdo que permita estabilizar las cuentas públicas a medio plazo y reducir el peso de la deuda.
El presidente estadounidense ha llevado el debate sobre el déficit a la calle buscando respaldo a su propuesta para recortar cuatro billones de dólares en los próximos 12 años. Esta serie de actos que comenzaron ayer en Virginia y continuarán durante toda la semana en otros Estados estaba programada antes de que la agencia Standard & Poor's advirtiera por primera vez del riesgo de que Estados Unidos pierda la máxima calificación de triple A. No está, por tanto, concebida como una respuesta a esa llamada de atención, pero sirve como tal.
Si en julio se supera el límite de deuda, el país podría suspender pagos
Los republicanos quieren privatizar el Medicare y recortar subvenciones
Obama no se refirió ayer directamente a la decisión de S&P, pero su discurso fue recibido en el nuevo contexto de urgencia que el informe de la agencia ha impuesto en la discusión sobre el desequilibrio de las finanzas federales y el excesivo endeudamiento. Sin citarla, Obama reconoció que S&P tiene parte de razón. "Durante mucho tiempo, Washington ha vivido como si el problema del déficit no fuese importante", dijo. "No se puede seguir así", añadió, "Estados Unidos tiene que empezar a vivir de acuerdo a sus posibilidades".
Para conseguirlo, una feroz batalla política empezará a librarse de inmediato. La Casa Blanca ha convocado para el próximo 5 de mayo la primera reunión formal con congresistas del Partido Republicano en busca del acuerdo que Wall Street reclama. El vicepresidente, Joe Biden, representará a la Administración en esta ronda de negociaciones.
Las diferencias son actualmente gigantescas, tantas como las que separan a dos concepciones opuestas sobre el papel que el Estado debe de asumir en el juego económico. Pero Obama expresó ayer su confianza en que podrá encontrarse una solución. "Soy optimista", dijo, "estoy esperanzado". "Ambos bandos han conseguido estar de acuerdo antes y creo que lo volveremos a lograr".
Republicanos y demócratas alcanzaron este mismo mes un acuerdo para aprobar los presupuestos de 2011 con recortes de 38.000 millones de dólares sobre la propuesta inicial de la Casa Blanca. Ahora se requiere un nuevo compromiso para recortes de más largo plazo y, antes de eso, aunque vinculado a eso, un pacto para elevar el techo de endeudamiento que se le permite al Gobierno. Estados Unidos -uno de los pocos países del mundo en los que se necesita autorización parlamentaria para endeudarse- tocará ese techo hacia finales de mayo, según el cálculo del Departamento del Tesoro. Existen mecanismos legales para extenderlo provisionalmente hasta julio, pero después este país puede entrar en suspensión de pagos.
Los republicanos han advertido que no elevarán el límite de deuda a menos que el Gobierno presente un plan creíble de reducción de gastos. En ese sentido, entienden que el informe de S&P viene a darles la razón en la medida en que el plan propuesto por Obama, en sí mismo, no ha conseguido transmitir confianza.
La advertencia de S&P "deja claro", a juicio de Eric Cantor, el líder de la oposición en la Cámara de Representantes, "que la propuesta de Obama tiene que estar acompañada de reformas fiscales creíbles que reduzcan el gasto federal inmediatamente y eviten que nuestra nación se siga hundiendo en la deuda". Precisamente el mayor prestamista de Estados Unidos, China, se sumó ayer a la presión de Wall Street y reclamó a las autoridades norteamericanas "medidas y políticas responsables para salvaguardar a los inversores", según una nota del Ministerio chino de Exteriores.
En la palabra "responsable" está el meollo de la cuestión. Obama explicó ayer que el déficit debe ser atajado mediante un sistema de "responsabilidad compartida" y "sacrificios para todos". Esto es, su plan contempla recortes significativos del gasto público, incluida la reforma de algunos programas sociales tan valorados y costosos como Medicare -la ayuda sanitaria a los jubilados-, pero también recortes del presupuesto de defensa -400.000 millones de dólares- y aumentos de los ingresos con la elevación de los impuestos para las personas con más de 250.000 dólares de ganancias al año.
El plan republicano -5,8 billones de recorte en 10 años- pone todo el énfasis en la privatización de Medicare y en la reducción de subvenciones en educación y medio ambiente. Prácticamente no toca el presupuesto militar y pretende extender las ayudas fiscales impuestas por George Bush y que vencen a final de este año.
Obama aseguró que no va a aceptar esa vía. "Pretenden cargar la reducción sobre las espaldas de los ciudadanos", afirmó. "Hay una forma inteligente de hacerlo, con sacrificios y oportunidades compartidas". En Nevada y California, seguirá hoy intentando que sus compatriotas respalden lo que a S&P no convence en absoluto.
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