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Entrevista:EXTRAÑOS EN LA GRADA | EDUARDO NORIEGA | FUERA DE JUEGO

"Me gustan los currantes como Pedrosa"

Elsa Fernández-Santos

La mayoría empapela sus cuartos con sus ídolos musicales. Otros lo hacen con chicas de cómic o con esos paisajes exóticos que venden las agencias de viajes. Y luego están los chicos de las motos. Los que, literalmente, sueñan con circuitos, caídas, remontadas... A estos últimos pertenece Eduardo Noriega (Santander, 1973), que mucho antes de que el cine se cruzara en su vida se había cruzado con una Guzzi Motorhispania. "Un ciclomotor que pesaba como un demonio y ni frenaba. Había tres en Santander. Fue mi primera moto, pero me la robaron. No me lo podía creer. Todavía recuerdo el disgusto. ¿Quién podía querer un trasto así?".

En su habitación de Santander abundaban las estampas multicolores de motos y motoristas. Como en los torneos medievales, los pilotos se fundían con el metal como las armaduras se funden con los caballos. Entre tanta curva, solo había un pantalón corto: el de José Lobo Carrasco. "Es el único futbolista del que tuve un póster. Era mi favorito. Por eso en mi colegio, Los Agustinos, me llamaban Lobo. Pero todos los demás eran pósters de motos. Tenía el cuarto lleno hasta el techo: Àlex Crivillé, Kevin Schwantz, Jorge Martínez Aspar, Champi Herreros... Les admiraba y les sigo admirando".

A las motos le aficionó su hermano Gonzalo: "Me despertaba de madrugada para verlas con él. Mi ídolo absoluto era Schwantz, un norteamericano larguirucho al que le sobraban piernas por todos lados. Nunca llevaba la mejor moto, pero tiraba tan bien por las curvas que ganaba. Derrapaba de una manera tremenda. Schwantz y Wayne Rainey eran mis favoritos. En aquella época también seguía el automovilismo, que aquí no lo seguía nadie: Nelson Piquet, Nigel Mansell, Alain Prost... Pero me resultaba mucho más aburrido porque casi no había adelantamientos. Con los coches no tienes esa sensación de ir al límite que dan las motos".

"Soy fan de Dani Pedrosa, muy fan", confiesa el actor; "me gusta su actitud, que posiblemente tiene que ver con su físico, pequeño, tímido. Para mí, es un tipo de deportista como Nadal, Del Bosque o Xavi, que, aun siendo todos ellos números uno, son humildes y currantes. Son los que me van. Con Cristiano Ronaldo o Jorge Lorenzo no puedo. Aun siendo muy buenos, les sobra arrogancia y chulería. Y la chulería y la arrogancia tienen muy poco que ver con el deporte. Lorenzo es un grandísimo piloto y, probablemente, si le quitaran su actitud, no sería tan bueno, pero por eso mismo me gustan los que no necesitan esa chulería para ganar".

¿Y Rossi? "Bueno, Rossi es un capítulo aparte. No tiene que ver ni con Lorenzo, ni con Pedrosa ni con nadie. Es el ejemplo para cualquier piloto. Aunque, en el fondo, les admiro a todos. Todos están dando la vida por lo que hacen. No tienen un hueso sano. Yo, sinceramente, no sería capaz de hacer eso por mi profesión. No son superhéroes, son superhumanos. Están locos y me gustan por eso". Noriega apunta entonces su debilidad por Marc Márquez (campeón de Moto2) porque una noche soñó que se caía "y al día siguiente se cayó". "Desde entonces, le sigo con especial cariño".

Cuando aparca la moto, el actor viste azulgrana, aunque es del Racing mucho antes que del Barça. "Lo de la ropa es porque una vez fui al Camp Nou con Guardiola -coincidimos en una sesión de fotos y me invitó- y, al entrar en el vestuario, me dijo que podía llevarme la ropa usada de un cesto, que el equipo cambiaba de patrocinador y la iban a tirar. Salí de allí con toda la ropa sucia y usada que pude. La repartí con mis amigos y hasta hoy es la que sigo usando para jugar".

Su entusiasmo por el deporte solo se ensombrece cuando surge el nombre de José Mourinho. No le ve ni la gracia ni el carisma. Y no le perdona el fichaje de Canales. "Le dan igual los jugadores y el equipo. Solo quiere ganar títulos para su beneficio. El futuro del Madrid le es indiferente".

"Domingos de radio y fútbol"

- Para su última película (el western Blackthorne, de Mateo Gil), Noriega se pasó dos meses en el altiplano boliviano rodando y sin apenas comunicación con el exterior. Nada que ver con las horas que pasaba de niño pegado a la radio para escuchar los partidos de fútbol. "Recuerdo todos los domingos de mi vida pegado a la radio. Escuchaba todos los partidos de la Liga. Un hermano mío dice que yo era del Madrid, pero eso es imposible. Mi mejor momento fue cuando Verón goleó al Barça en el Camp Nou y ganamos por 0-2".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’
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