Telefónica da la cara
La operadora afronta ajustes de plantilla y dividendos
Telefónica cuida mucho su reunión anual con inversores. Más que ninguna otra cita, ya que su presidente, César Alierta, no suele dar ruedas de prensa ni cuando presenta resultados. Es su cita más importante y donde anuncia su estrategia. Y en la VIII conferencia que ha celebrado en Londres esta semana no ha defraudado. La crisis estaba ahí y a la mayor empresa española le tocaba enfrentarse con ella. Si los ingresos disminuyen solo quedan dos vías de equilibrar el balance: ahorrar y recortar costes.
Al presidente de la compañía, César Alierta, le tocó anunciar en la primera jornada la moderación en la política de dividendos, poniendo fin a una espectacular década en los que ha pasado de pagar 0,25 euros por acción en 2003 a los 1,75 euros que ha anunciado para 2012. Alierta, que procede del mundo de la Bolsa, ha considerado siempre una piedra angular de su gestión cuidar con mimo a los pequeños accionistas que son la mayoría de los 1,5 millones que tiene la operadora. Pero Telefónica necesita parte de esos fondos para equilibrar su balance reduciendo la deuda, que se ha disparado hasta los 55.000 millones tras la compra de Vivo, y afrontar qué demanda la nueva red de fibra óptica en España y el despliegue en países emergentes como Brasil y México.
El compromiso es dar 1,75 euros de retribución mínima a partir de 2013
Reducirá un 20% su plantilla en España pese a lograr beneficios récord
Con todo, la operadora ha elegido una fórmula para anunciar sus dividendos futuros que le permitirá modificarlos sobre la marcha, según evolucione la situación económica y comercial. Se ha comprometido, por un lado, a mantener a partir de 2013 en 1,75 euros por título la "retribución mínima" al accionista, pero combinando el pago del dividendo en metálico con otras fórmulas como la recompra de acciones propias. Es decir, que si necesita fondos puede rebajar el dividendo en metálico, disminuyendo la salida de caja o viceversa.
La segunda medida, anunciada en la segunda jornada por Guillermo Ansaldo, presidente de Telefónica de España, es mucho más traumática y difícil de explicar: la reducción de un 20% de la plantilla en España en tres años.
El grupo acaba de anunciar unos beneficios récord de más de 10.000 millones de euros en 2010, y va a recompensar a sus accionistas con un dividendo también récord de 7.300 millones. Además, la operadora ha propuesto un plan de incentivos de 450 millones para sus ejecutivos. Así que ni a los sindicatos ni sobre todo al Gobierno le ha sentado nada bien el anuncio. La medida desgasta además la imagen corporativa de Telefónica y el empeño de Alierta en defender a las empresas españolas en el exterior y en apostar por la recuperación económica en el interior. Su presencia en foros como el Consejo Empresarial para la Competitividad, donde ocupa la presidencia y, sobre todo, el lugar preeminente que le ha concedido el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en las reuniones con los máximos empresarios, le ponen difícil explicar este recorte y tal vez exijan un esfuerzo de pedagogía.
Lo cierto es que Telefónica ha hecho lo que esperaban los analistas, y lo que están haciendo sus competidores. Bajo la alfombra de los altos beneficios del grupo, debidos a la buena marcha en el exterior y al ajuste contable por la compra de Vivo, se oculta una mala evolución del negocio en España. Las caídas de ingresos en los dos últimos años, más acentuadas aún en el negocio móvil, no parece que vayan a remontar, aunque Telefónica se ha propuesto mantener una cuota del 50% de los ingresos en el mercado español.
Los objetivos del grupo a escala mundial son igual de ambiciosos para el trienio 2010-2013: crecimiento de ingresos entre un 1% y un 4% en tasa anual media; mantener el margen sobre el Ebitda (resultado bruto de explotación) en el rango alto del 30% e invertir 27.000 millones, una cifra ligeramente inferior.
A Telefónica le tocaba dar la cara frente a la crisis y lo ha hecho. Ahora le toca la parte más difícil: demostrar la eficacia de sus medidas.
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