Indignación
Reflexionar sobre la situación política del país nos lleva al estado de ánimo que el título del librito de Hessel, Indignaos, estimula.
Nos encontramos, por un lado, con un Gobierno que en su momento pudo haber cogido el toro económico por los cuernos y no solo no lo hizo, sino que ahora asaetea con medidas ultraliberales empobrecedoras de una ciudadanía ya destrozada por el paro.
Y, por el otro, con el inminente ascenso al Gobierno del partido del todavía reciente "España va bien", a base de construir cada palmo de tierra que se descubriera sin cemento y bajo la batuta de una especulación desmadrada de la que todos pretendían sacar tajada. Cuando descubro en la prensa o en el televisor al líder de este partido, incapaz de otro discurso que una retahíla de lugares comunes, o veo cómo se reproduce esta imagen en los dirigentes de su partido, que hacen declaraciones por doquier y que como máximo solo saben añadir unas gotas de cinismo a unas palabras que no aportan ninguna claridad para el inmediato futuro, me pregunto: ¿hasta cuándo sabremos aguantar en casa sin salir a decir no.
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