Un empate y a otra cosa
Hércules y Espanyol se conforman con unas tablas inservibles
Pochettino y Djukic podrían haber compuesto hace una década una de las parejas de centrales más compensadas. Uno, dispuesto al contacto físico y caliente. Otro, frío y buscando dar salida al balón. Que los equipos son un reflejo del carácter de sus entrenadores es un axioma que no debería ser de obligada aplicación. Tal es el caso de un Hércules, que, aun entrenado por Djukic, necesita partidos calientes para meterse hasta los fogones.
Por su parte, el Espanyol sigue instalado en la tibieza. Tan superior fue tácticamente el Espanyol que llegó a adornarse en la primera mitad. Nada cambió tras el descanso. Drenthe puso el balón en la cabeza de Valdez, pero su impecable remate se estrelló en el larguero. Trezeguet, recién llegado, no aportó, Djukic no quiso ni agotar las sustituciones y las de Pochettino tuvieron un mensaje claro: mantener un resultado que no benefició a nadie.
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