Un nuevo impulso en Cierval
La opción de José Vicente González augura cambios en la patronal autonómica, mientras Rafael Ferrando apela a contactos políticos para conservar el cargo
"Un nuevo impulso". Eloy Durá, presidente de la patronal de construcción de Valencia, Fevec, acogió el miércoles con indisimulada satisfacción el anuncio de José Vicente González, presidente de la patronal provincial de Valencia, CEV, ante el comité ejecutivo de Cierval, la patronal autonómica, de su decisión de relevar a Rafael Ferrando al frente de la entidad el próximo mes de julio.
Unos metros más allá, Ferrando defendía que lo importante es "reforzar la institución" mientras que las "personas" que ocupan los cargos son más o menos irrelevantes. "Hay tiempo", añadía el presidente de Cierval desde 1999 dejando entrever que no tiene prisa por ceder el cargo. Todo lo contrario, fuentes patronales aseguran que Ferrando está apelando a sus contactos políticos para intentar frustrar el asalto de González a su puesto.
Muchos empresarios consideran que las personas sí importan
La actual situación económica obliga a mirar más allá de los detalles
Pero la suerte está echada. González cuenta con el respaldo unánime de la patronal provincial de Valencia. Ha cerrado un pacto con los responsables de Coepa, la patronal provincial de Alicante, cuyo secretario general, Javier López Mora sería su número dos. Uno de los miembros del núcleo duro de la Asociación Valenciana de Empresarios, una entidad que agrupa a 95 propietarios de empresas familiares que generan el 27% de la riqueza regional, apuesta decididamente por González. Y añade: "Ferrando puede ser una bellísima persona, pero no es el responsable patronal que necesitamos en estos momentos".
Porque, a pesar de las conciliadoras palabras del presidente de Cierval sobre el peso de la institución y la irrelevancia de las personas, muchos empresarios consideran que las personas sí importan.
Ferrando es un empresario de la construcción con fuerte vinculación a la promoción inmobiliaria. Ascendió a la presidencia de la CEV, primero, y de Cierval, después, desde Fecoval, una entidad que congrega a una cuarentena de grandes contratistas de obra pública con la Administración autonómica.
Fecoval no es una patronal al uso. Es un grupo de presión que elige a sus miembros, no es de libre acceso. De alguna manera, Fecoval encarnaba la noción de "poder valenciano", una expresión acuñada por Eduardo Zaplana cuando asumió la presidencia de la Generalitat en 1995 y la burbuja inmobiliaria no era más que un sueño que cobró cuerpo unos años más tarde.
El actual vicepresidente de Cierval también ha sido vicepresidente de Bancaja durante años a propuesta de la Generalitat valenciana. De alguna manera, Ferrando encarna un modelo de empresario obsoleto. Es más, un poderoso empresario valenciano se preguntaba esta semana: "Pero, ¿realmente tiene empresa?". Ferrando se ha desvinculado progresivamente de sus negocios debido a los recelos que podrían suscitar sus vinculaciones con otras entidades, esencialmente Bancaja.
Nadie duda de la bonhomía de Ferrando, pero todos lamentan su estilo críptico, acomodaticio con el poder y proclive a evitar abordar de frente cualquier asunto. Su comentario sobre el tiempo que queda antes de que se vote su relevo ilustra perfectamente esa forma de ser.
José Vicente González asumió la presidencia de Femeval, la poderosa y diversa patronal del sector del metal de la provincia de Valencia en enero de 2003. Procedía de la presidencia del instituto tecnológico del metal. Y su empresa es un modelo de innovación. GH Electrotermia se fundó en 1961 como Gurrea Hermanos. González se especializó en 1964 en la producción de maquinaria de calentamiento por inducción, una tecnología destinada al temple de forjas metálicas, la fabricación de aparatos para alumbrado o refrigeración o piezas para automóviles. Es proveedor de los principales fabricantes de automóviles.
La empresa familiar se hizo anónima. Una gran multinacional austríaca compró la firma. González lideró la expansión internacional de GH Electrotermia. Y, en 1996, con un grupo de directivos de la planta valenciana, compró la empresa a la multinacional en un clásico caso de management buy out. GH Electrotermia tiene un departamento de Investigación y Desarrollo con casi 30 años de antigüedad.
En la actualidad, lidera un gran consorcio que implica a sociedades como Endesa o Iberdrola, para poner en circulación una electrolinera rápida patentada por la empresa. Un cargador de vehículos eléctricos capaz de aportar 50 kilovatios y recuperar la batería de un coche eléctrico en apenas 15 minutos. González encarna al empresario que más necesita España y, más aún, la Comunidad Valenciana.
Perito Industrial, destaca por su capacidad pedagógica. Con llaneza, González es capaz de reducir asuntos complejos al lenguaje más sencillo. Una virtud evidente en cualquier mesa de negociación. Sin prisa, pero sin pausa, fue capaz de impulsar un documento de la CEV bajo la rúbrica Objetivo: competitividad, que constituye el esqueleto del pacto de la Estrategia de Política Industrial hasta 2015, que Cierval y los dos grandes sindicatos firmaron en el Palau de la Generalitat en noviembre pasado con el vicepresidente primero y consejero de Industria, Vicente Rambla.
Fiel al estilo de Antonio Almerich, a quien sucedió en la presidencia de Femeval en 2003, González siempre ha cuidado la independencia respecto a la clase política.
No es que Cierval estuviera complicada con el PP, es que el primer presidente que logró consolidar la patronal autonómica como tal, el actual senador Pedro Agramunt, se convirtió dos meses después en presidente del PP de la Comunidad Valenciana.
A la presidencia de Ferrando durante 12 años al frente de Cierval hay que agradecerle haber engrasado la máquina. Cierval ya no es una entidad que se reparten las tres patronales provinciales por turno. Y cada entidad provincial goza de la representación que le corresponde. Un 42% para la CEV, un 32% para Coepa y el restante 26% para la CEC.
La cúpula de la patronal provincial de Castellón ha planteado algún reparo a la candidatura de González por cuestión de formas, pero la situación económica actual obliga a mirar más allá de los detalles.
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