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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Justicia?

Carlos Boyero

Se supone que el castigo más duro que te puede imponer la ley, además de arrancarte la vida y la tortura mental que debe sufrir el reo al que se le demora la condena o aun tiene esperanzas de que llegue el indulto, es quitarte la libertad. De aquella excelente película titulada Cadena perpetua aún me impresiona más que la paciencia, la inteligencia y la inquebrantable determinación para lograr fugarse algún día del personaje que interpreta Tim Robbins, la sombría historia de un anciano que lleva casi toda su existencia en el trullo, su pavor a la soledad que le espera en el mundo exterior y el consecuente ahorcamiento de este al salir un día del trabajo. En la cárcel era alguien, estaba integrado en una sociedad, disponía de afectos, llevadera rutina, costumbres, autodisciplina, cierto calor. Sin embargo, la libertad solo le ofrecía desamparo y estupor.

Pienso en ese trágico personaje de ficción ante la noticia de que un hombre lleva 35 años en la cárcel sin haber cometido delitos de sangre, sin haber matado ni agredido a nadie. Y a diferencia de aquel anciano suicida, Miguel Francisco Montes ha intentado cumplir un montón de veces con el sagrado deber de todo preso. O sea: escapar. En la calle le esperan dos hijas y una hermana, esas cosas que espantan a la desolación, que pueden hacer enormemente deseable la libertad. Ese hombre sufre cáncer y hepatitis. Ha intentado quitarse la vida varias veces. Quiere salir. No le dejan.

Historias como esta provocan estupefacción, vértigo y terror en cualquier ser humano con dos dedos de frente ante el funcionamiento de esa cosa tan surrealista llamada justicia. Que a un fulano como De Juana Chaos, autor de veintitantos asesinatos, de gente a la que desconocía, sin motivos personales, fríamente, en nombre de su oprimida patria, le haya salido cada muerto por menos de un año de trullo, o que alguien que se cargó a su esposa y a su pequeño hijo se le disminuya la condena por buen comportamiento a niveles íntimos, algo que utiliza posterior y presuntamente para enviar al cementerio a su nueva esposa y a un cuñado, mientras que un tipo que jamás derramó sangre ajena padezca algo con síntomas de condena perpetua, emparenta a la justicia con el caos más peligroso. Pobres de los débiles, los que disponen de nada para negociar con ella.

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