Temporada de superhéroes
"Para mí, Clark Kent en una cabina de teléfono y Houdini en un cajón de embalaje eran lo mismo. (...) La persona que salía no era la misma que entraba", explica Sam Clay en Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay, la Gran Novela Americana (sobre la relevancia cultural del superhéroe) escrita por Michael Chabon en el año 2000. Por esas fechas, Hollywood ya llevaba tiempo aplicando otro tipo de alquimia: colocar a un superhéroe en el engranaje de la máquina de los sueños para que se convierta en fajos y fajos de recaudación taquillera el primer fin de semana. Desgraciadamente, el proceso tenía su contrapartida: por un lado, había entrado un arquetipo que había sobrevivido a los sucesivos electrochoques conceptuales aplicados por autores como Frank Miller, Alan Moore, Grant Morrison, Darwyn Cooke o Mark Millar; por el otro, lo que salía era el mismo arquetipo, pero domesticado de nuevo, con las aristas limadas al gusto del público familiar.
El Thor de Kenneth Branagh se estrena cuando aún puede encontrarse en la sección de novedades de las librerías el miniensayo comiquero Padres ausentes (Alpha Decay), de Pablo Muñoz, y cuando recién habrá aparecido la guía 100 películas clave del cine de superhéroes (Robin Books), de Quim Casas. La película será también la avanzadilla de una temporada dominada por el tema: en junio, los dos titanes, Marvel y D. C., desatarán su particular furia de titanes para conquistar las taquillas con, respectivamente, X Men: First class, de Mathew Vaughn, y Green Lantern, de Martin Campbell. La proverbial eficacia poco imaginativa de Campbell (director de La máscara del Zorro o Casino Royale) no parece anunciar demasiadas sorpresas para este Ryan Reynolds enfundado en el traje de Linterna Verde; pero si Vaughn afila la voluntad de desacato que apuntaba en Kick-Ass, su aproximación a la pedagogía mutante del profesor Xavier puede marcar todo un punto y aparte. En agosto, Joe Johnston barnizará de seducción vintage a su Capitán América, pero el verdadero pressing catch llegará en 2012, con Marc Webb y Zack Snyder tuneando a los cabezas de pelotón de cada escudería -Spider-Man y Superman- y con el tercer Batman de Nolan entregado a hiperbolizar el afán de trascendencia de El caballero oscuro, mientras el Kick-Ass 2 de Vaughn le pone una irreverente zancadilla pospunk.
Hay un aspecto en el que la D. C., de momento, le está pasando la mano por la cara a su competidora: en las adaptaciones animadas directas al mercado DVD. El reciente lanzamiento de All Star Superman, según el radical reboot de Grant Morrison, así lo atestigua, sumándose a una lista de precedentes joyas que incluye, entre otras, a Batman Beyond: Return of the Joker (2000), de Curt Geda; Justin League: The new frontier (2008), de David Bullock -según la novela gráfica de Darwyn Cooke-, y Batman: Under the red hood (2010), de Brandon Vietti. En ellas se evita toda concesión al gran público.
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