"Da morbo jugársela en Barcelona sin el Barça"
Quince años de espera tocaron a su fin. El Madrid de Zeljko Obradovic se presentó en París en 1996 con la escarapela de campeón de Europa conquistada el curso anterior en Zaragoza. Nadie se imaginaba que luego se pasaría tres lustros languideciendo, con apenas dos títulos: la Eurocopa de 1997 y la Copa ULEB de 2007. Anoche, la Caja Mágica, con Florentino Pérez y Francisco Camps en el palco y Cristiano Ronaldo en la grada, le llevaron en volandas hasta Barcelona. "Necesitábamos algo así ya. Quince años de espera han sido muchos", dijo con satisfacción el histórico Clifford Luyk.
El mejor del Madrid fue Suárez, con 12 puntos y 10 rebotes: "Un exitazo. Pero tenemos unas ganas enormes de rematar la faena. Somos jóvenes e inexpertos, pero a ilusión no nos va a ganar nadie. No daban un euro por nosotros y estamos en la final a cuatro. Da morbo que sea en Barcelona y que el Barça no esté. Nos quitamos un peso de encima".
Los focos apuntaban también a Emanuele Molin, el técnico que tomó las riendas en plena turbulencia: "Estoy muy feliz, pero no es un éxito personal, sino de la sección. Yo me hice cargo del equipo en una situación de emergencia tras la dimisión de Ettore [Messina] y todos apostaron por ayudarme para obtener este éxito. Messina me ha mandado un mensaje de felicitación para todos. Hemos tenido enfrente un rival duro, con mucho orgullo. Varios de sus jugadores entraron al vestuario a felicitarnos.Eso da la medida de un gran grupo. Ahora habrá que controlar la euforia, aunque siempre es mejor la euforia que la depresión. El cansancio es tan grande como la felicidad". "Le dije [a Molin] que queríamos que continuara hace ya un mes. En el Madrid solo se justifican las temporadas ganando. Esto solo es un éxito parcial. Ahora tenemos nuestras posibilidades", comentó el responsable del baloncesto blanco, Juan Carlos Sánchez.
En el Valencia se mezcló la decepción con el reconocimiento al trabajo bien hecho. "Solo nos queda felicitar al Madrid. Ha utilizado muy bien el factor cancha. Estoy orgulloso del espíritu de mi equipo. Nos han vuelto a ganar debajo de los aros. Han utilizado su dureza y no les hemos podido controlar físicamente. Jugar 40 minutos con esta intensidad es muy difícil", resumió Svetislav Pesic, su entrenador.
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