Plan de ajuste para el fútbol
La juez impidió el jueves el cierre patronal de la Liga de fútbol durante este fin de semana. Aceptó las medidas cautelares presentadas por seis clubes contrarios al cierre (Athletic, Espanyol, Real Sociedad, Sevilla, Zaragoza y Villarreal). El argumento de los partidarios del cierre patronal (todos los demás) es que no ha lugar a la emisión en abierto de un partido de fútbol, porque reduce los ingresos televisivos de los equipos. Es muy posible que esta postura sea más teórica que práctica, puesto que el parón liguero se abortó con facilidad. Y parece probable que los directivos que claman contra la emisión gratuita de un partido semanal envuelvan una buena razón (no cabe defender la gratuidad de espectáculo alguno) en el celofán de variados disparates. El quid del error se deduce del análisis del comunicado de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), emitido después de la decisión judicial, en el que se asegura ominosamente que el problema de fondo sigue activo.
Pero, ¿cuál es el problema de fondo? A buen seguro que no está únicamente en los 200 millones que recaudaría la Liga si se acaba con el partido en abierto. Un observador llegado de tierras lejanas diría que el problema de fondo es una doble incapacidad de los gestores de los clubes: ni saben o pueden ajustar sus gastos a sus ingresos (la irresistible lujuria de los fichajes), ni pueden o saben aumentar sus ingresos atípicos. Un demócrata escrupuloso citaría un tercer fracaso histórico, el de los socios de algunos grandes clubes para exigir una rendición de cuentas (deportivas y económicas) a sus directivos.
Tan de fondo son las citadas deficiencias en la gestión que comprometen la supervivencia financiera de los clubes y, lo que es peor, filtran costes hacia los ciudadanos. Los equipos de Primera deben 627 millones de euros a Hacienda y cargan con una deuda de 3.500 millones. Y debería saberse cuánto cuestan a los contribuyentes las subvenciones o patrocinios que pagan las autonomías, diputaciones o municipios para sostener a los arruinados clubes de sus amores. Todos los españoles, menos al parecer los gestores del fútbol, aceptan planes de ahorro, austeridad o ajuste para rebajar su endeudamiento. La legitimidad de la LFP será dudosa mientras no se imponga austeridad. Para todas sus rentas.
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