El calvario de Pedrosa
El piloto volverá a operarse porque la placa que fijó su clavícula hace seis meses oprime una arteria y le quita sensibilidad en una mano
¡Qué mala suerte! La expresión se escuchaba en cualquier esquina del circuito japonés de Motegi, el primer fin de semana de octubre. En su mejor momento, cuando le había cogido el punto a su Honda, con cuatro victorias y cinco segundos puestos, y un Jorge Lorenzo, líder del Mundial, algo nervioso por el terrible potencial de la fábrica alada, Dani Pedrosa se dio de bruces con sus propias ilusiones. Se destrozó la clavícula izquierda. Y sí, tuvo muy mala suerte. No fue él quién falló. Fue la máquina. La caída del piloto se debió a una avería en un componente mecánico del acelerador, lo que provocó que no se cerrara al cortar gas. La moto, acelerada, lanzó al frágil deportista, de 51 kilos, por los aires. Un día después era operado por el doctor Xavier Mir en la clínica Dexeus de Barcelona. No estuvo en el Gran Premio de Malasia. Y no corrió el de Australia, aunque lo intentó. El dolor era insufrible.
El español correrá en Jerez, pasará por el quirófano y se reincorporará en mayo
¡Qué mala suerte!, vuelve a escucharse por el paddock. Cuando Pedrosa volvió a montar en moto para defender el subcampeonato arañando algunos puntos en Portugal y Valencia, notó que el brazo se le dormía. Sentía un extraño cosquilleo en la mano izquierda. Tras la primera carrera de esta nueva temporada en Catar el problema seguía ahí. Malas noticias. A pesar de haberle hecho infinidad de pruebas y revisiones, tanto a final del curso pasado como en esta pretemporada, nadie hasta esta misma semana fue capaz de percibir que la placa de titanio con la que se trató de fijar la clavícula maltrecha del de Sabadell estaba comprimiendo una arteria. La compresión intermitente de esa arteria subclavia es la causante de la pérdida de fuerza y sensibilidad en el brazo izquierdo.
El de Honda tendrá que volver a pasar por el quirófano. Lo hará tras la carrera de este fin de semana en Jerez. En la operación se le extraerá la placa de titanio y los tornillos que fijaron la clavícula con el objetivo de liberar la compresión arterial para que pueda iniciar de inmediato la rehabilitación y reincorporarse a la actividad en Estoril, escenario del Gran Premio de Portugal el 1 de mayo. Así, y tras el aplazamiento de la prueba en Japón, que hubiera sido la tercera en el calendario, tendrá un mes para recuperarse lo mejor posible y tratar de volver a ser tan competitivo, como demostró el fin de semana en Catar antes de que la fatiga anulara por completo su mano izquierda.
¿Cómo pudo no darse cuenta antes del problema? "Noté algunas alertas o indicios durante la pretemporada, pero no hice largas tandas en los tests, no tantas como para aguantar 45 minutos como en carrera", explicaba ayer, aunque nadie entiende por qué no probó su estado físico con más y más vueltas en los trazados de Sepang o Catar. "He estado en contacto con él todos estos meses y no le había pasado nada similar", se lamentaba el doctor Mir. ¿Cómo ninguna de las revisiones reveló el problema? "No era fácil observar esa compresión de la arteria. No daba la impresión de que los médicos hicieran una muy mala cirugía. No sé el porqué. Solo ocurrió", señaló Pedrosa, abatido tras tanta pregunta sin respuesta. "Ha sido una semana y media buscando qué le pasa a este brazo. Ha sido muy duro y muy cansado para mí", zanjó. "No más preguntas. Hablemos de la carrera", suplicó. Una carrera que, quizá, vuelva a correr con una mano tonta.
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