Amén
Se acaba de estrenar en Broadway con éxito de crítica y público el musical The Bookof Mormons. Escrito por Trey Parker y Matt Stone, creadores de South Park, y con música de Robert Lopez, responsable de Avenue Q, un musical adulto con los Muppets de protagonistas. La pieza humorística cuenta el viaje de dos misioneros mormones desde Salt Lake City, Utah, hasta Uganda. Un personaje es Joseph Smith, que publicó el Libro de los mormones en 1830, a raíz de su visión con 17 años del ángel Moroni, que también sale retratado, y Brigham Young, al que muchos conocen como El Moisés mormón. En el musical irrumpe hasta el cantante de U2 Bono interpretando la pieza Yo soy África y el mismo Jesucristo tiene su escena coreografiada.
Para los familiarizados con el humor viperino de South Park el asunto les resultará de lo más apetitoso. La serie de animación, que fue una aportación fundamental de Comedy Central para la televisión norteamericana hace 14 años, tuvo también una muy estimable película que retrataba la imbecilidad general con empatía y certero tino, además de perpetrar un número musical titulado Échale la culpa a Canadá, precedente en espíritu del estreno actual.
No es un buen momento para tomarse a risa las religiones. Una lástima, porque, como todas las cosas serias y trascendentes, son una mina para el humor. Para las religiones, la burla tendría que ser tan inofensiva como la tela de araña para un rinoceronte. Pero el episodio de las divertidas caricaturas de Mahoma terminó por apretar el cilicio de la censura mundial. Las burlas sobre el islam cuestan la vida y, en consecuencia, las otras religiones se escudan en ese agravio para impedir el humor sobre ellas. "A que con las mezquitas no se atreven", fue incluso el latiguillo que usó Esperanza Aguirre para desacreditar la performance de los universitarios proclitorianos en denuncia de las capillas complutenses. La frase dejaba implícito un matiz preocupante, como si la presidenta pensara que los integristas sí que saben defenderse correctamente de la burla.
En condiciones normales cualquiera celebraría que en su lugar de trabajo irrumpieran unas jóvenes desnudándose de cintura para arriba. Pero Dios da pan a quien no tiene dientes. Amén, que quiere decir: así sea.
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