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Reportaje:

El vecino elude el contagio

Unas 1.400 empresas españolas tienen inversiones en Portugal. Un tercio de la deuda portuguesa con la banca internacional está en manos hispanas

Cayó Grecia, cayó Irlanda, Portugal está al borde del rescate y España se echa a temblar. Ese dominó, el contagio de los ataques de los mercados a la deuda soberana de los países clasificados con la etiqueta PIGS (por las iniciales de cada país en inglés), pone muy nerviosos a los españoles. El presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, reconoció esta semana -la noche en que naufragó el plan de ajuste portugués y se descalabró el Gobierno de José Sócrates- que la crisis portuguesa "podría condicionar" a España y generar nuevos ataques especulativos contra la deuda pública. De momento, el jueves España evitó este contagio y los inversores no exigieron más rentabilidad por sus bonos.

De momento, España se salva de un ataque de los inversores
Un problema: el consumo privado, ya mermado, puede empeorar
Las compañías restan gravedad al impacto en sus actividades
Portugal supone un 6% de los activos de la banca española en el extranjero
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Al margen de que los mercados se puedan cebar en la deuda pública más adelante, las empresas españolas instaladas en el país vecino, de momento, restan gravedad al impacto que pueda tener en sus intereses este último capítulo de la crisis portuguesa. Un negocio diversificado geográficamente y la escasa dependencia de la financiación portuguesa son algunos de los argumentos que esgrimen varias de las compañías consultadas para quitar hierro al asunto, si bien el consumo del país, ya mermado con la crisis, puede verse más castigado si se aplica un nuevo ajuste. El lema, en general, es el de esperar y ver.

De todos los sectores, de El Corte Inglés a Repsol, de Endesa a los bancos Santander o BBVA, pasando por la constructora Sacyr o Pescanova, hay unas 1.400 empresas españolas con inversiones estables en Portugal, según datos de la Cámara Española de Comercio de Lisboa correspondientes al año 2008. Las inversiones realizadas entre 2000 y 2010 superaron los 17.000 millones de euros (el año pasado fueron 3.490, ver gráfico). Portugal es, además, un socio comercial de primer orden: las exportaciones españolas al país vecino alcanzaron los 16.577 millones el año pasado.

Tampoco es desdeñable la exposición de la banca a la deuda portuguesa: los bancos y cajas españoles acumulan más de un tercio de los activos (34%) que la banca internacional tiene en empresas, familias, bancos y administraciones portugueses. No existe una concentración de este nivel en ningún otro de esos países del club de los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España), los que están en la diana de los mercados. Como excepción, los bancos franceses tienen una exposición de un calibre parecido a la economía griega (33% de los activos de la banca internacional).

Los datos, inquietantes, tienen sus matices tranquilizadores. Para empezar, las entidades españolas han replegado posiciones al calor de las crecientes dudas sobre la solvencia de las finanzas portuguesas entre el segundo y el tercer trimestre de 2010, según los últimos datos del Banco de Pagos Internacionales. En concreto, la cartera de activos disminuyó en unos 3.000 millones de dólares (sin el efecto del tipo de cambio).

Además, la mayor parte de la deuda portuguesa en manos de la banca española corresponde al sector privado no financiero, no ajeno al latigazo de la crisis, pero situado fuera del núcleo del huracán especulativo. Ese epicentro está reservado a las administraciones públicas y el sector financiero. El concreto, casi el 70% de los 108.600 millones de dólares (unos 76.000 millones de euros) en préstamos, bonos y otros productos de la banca española en Portugal están suscritos con familias o empresas de ese país.

Portugal supone un 6% de los activos de la banca española en el extranjero, si bien los 76.000 millones comprometidos equivalen al 7% del PIB español.

BBVA, por ejemplo, que opera el país a través de BBVA Portugal, es una de las entidades españolas con deuda portuguesa en su haber. En concreto, cuenta con bonos por valor de 58 millones de euros, lo que no representa más que el 0,01% del grupo. El banco español, que cuenta con 94 oficinas en el país y 8.051 millones de euros en activos, prefiere no valorar el impacto de la crisis portuguesa. Tampoco el Banco Santander, cuya entidad en el país vecino es Santander Totta, que le supuso un beneficio de 450 millones el año pasado, comenta la situación.

Las empresas no financieras son las que más minimizan los riesgos. Es el caso de Pescanova, que en 2009 puso en marcha en la zona de Mira la mayor piscifactoría del mundo para el cultivo del rodaballo. Un portavoz de la empresa gallega destaca la normalidad del trabajo en el país y subraya que la producción "se vende no solo en Portugal, sino también en España y el resto de Europa".

En Sacyr no esperan sobresaltos. El Gobierno portugués ya llevó a cabo un importante ajuste en la inversión de obra civil en la primera fase de la crisis de deuda soberana, recuerdan desde la constructora. La firma española controla una de las primeras compañías del sector en Portugal, Somague, plataforma para operar en antiguas colonias lusas como Brasil, Angola o Cabo Verde. Esta diversificación, sostienen, "puede compensar los riesgos".

El sector hotelero también participa en el negocio portugués. NH, por ejemplo, cuenta con dos establecimientos en el centro de Lisboa, en la avenida da Liberdade, una suerte de paseo de la Castellana de Madrid. Un portavoz de la cadena destaca que los hoteles operan en régimen de alquiler y, además, dada su ubicación estratégica es difícil que sufran grandes caídas de las reservas.

El Corte Inglés cuenta con dos centros, uno en la capital y otro en Oporto, además de establecimientos Opencor y agencias de viajes. En la empresa rehúsan hacer valoraciones.

En el sector energético, Iberdrola se adjudicó en 2009 la construcción de un complejo hidroeléctrico con una inversión prevista de hasta 1.700 millones. La compañía resalta que se trata de un proyecto a largo plazo y financiado desde España. También Repsol tiene presencia en el país, con 424 gasolineras y unas ventas de 160.000 toneladas de gas licuado en 2010.

Endesa, por su parte, controla el 38,9% de Tejo Energia, una exposición en el país que califican de "muy reducida" y que no debería tener problemas.

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