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Portugal se bate entre la presión de los mercados y las exigencias de Bruselas

La situación financiera de Portugal continuó agravándose ayer a pesar de las proclamas de su presidente dimisionario, José Sócrates, que volvió a reiterar con énfasis que su país "no necesita acudir al fondo de rescate". Sin embargo, los mercados continuaron presionando al alza el precio para financiar la deuda portuguesa estimulados por las rebajas de las últimas horas de las agencias de calificación Fitch y Standard & Poor's. Los bonos a 10 años rebasaron por primera vez el rendimiento del 8%, mientras que se amplió la diferencia con el bono alemán 13 puntos básicos hasta situarse en 474 puntos. El Estado portugués deberá recabar los fondos suficientes para reembolsar un préstamo de 4.200 millones de euros que vence en abril y otro de 4.900 millones el 15 de junio. Juncker y otros altos mandatarios europeos aseguraron de todas formas que en la cumbre no se discutió el asunto del rescate de Portugal.

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Con este panorama de fondo, la canciller alemana, Angela Merkel, se sumó a las exigencias planteadas el día anterior por Jean-Claude Trichet y Jean-Claude Juncker, presidentes respectivamente del Banco Central Europeo y del Eurogrupo, en el sentido de que Portugal tenía que cumplir sus objetivos de déficit cualquiera que fuera el Gobierno que se formara.

Merkel fue muy precisa al señalar: "No es suficiente decir 'estamos de acuerdo con los objetivos [reducción del déficit] impuestos por la Comisión Europea y el BCE', sino que es necesario decir también públicamente y claramente qué medidas se proponen para alcanzar estos objetivos". El Gobierno portugués y la oposición se habían comprometido a reducir el déficit público hasta el 3% en 2012 y el 2% en 2013. Las medidas para lograrlo, que prevén un fuerte recorte de las pensiones y del gasto público, fueron rechazadas por el Parlamento portugués esta semana provocando la dimisión del presidente.

Sócrates aseguró que no deseaba para su país pasar por el rescate. "Yo ya sé lo que significa, lo que significó para los griegos y para los irlandeses y no quiero esto para mi país". En la conferencia de prensa posterior a la cumbre afirmó que "la idea de que se defendería mejor Europa si Portugal pide ayuda externa es un idea infantil". "Porque todos saben", añadió, "que esto perjudicará al prestigio de Europa, a la moneda única y lo peor es que, si Portugal cayese, ello significaría que aumentarían los riesgos para otros países".

Juncker, que el día anterior había considerado como "apropiada" la cifra de 75.000 millones la cuantía del posible rescate de Portugal, señaló ayer: "No nos corresponde a nosotros pedir a Portugal que solicite ayuda, eso corresponde al Gobierno portugués". Por su parte, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, expresó su convencimiento de que Portugal garantizará su estabilidad y financiación.

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