'Rekuerdos'
Dos personas tan antagónicas como Paul Krugman y Ruiz-Mateos expresaban recientemente opiniones sobre la banca. El empresario jerezano, en una de sus cartas a la entidad que le cortaba el grifo de crédito, advertía: "Debes saber que los banqueros sois los más odiados de la sociedad en que vivimos". Y el premio Nobel de Economía 2008 terminaba uno de sus artículos con el siguiente diagnóstico: "Vivimos en un sistema en el que los banqueros pueden engañar y defraudar sin consecuencias".
En un entorno así, asistir a la campaña publicitaria de un nuevo banco tiene morbo. Como ver anunciar los placeres de viajar en tren tras un descarrilamiento. Pero los publicitarios se crecen en la adversidad. Hasta Bristish Petroleum tras su vertido en el golfo de México invadió de anuncios la prensa internacional. El eslogan lo olvidé, me pilló vomitando.
Bankia es fruto de las apreturas del mercado. La asociación con el ladrillo ha pasado factura a siete cajas, fusionadas para refinanciarse y salir a Bolsa. Ojalá los ciudadanos de calle también pudieran reinventarse, asociarse, refinanciarse, pero están mucho más maniatados que los primeras espadas del sistema. A ellos no se les insufló confianza internacional por trasfusión, más bien se les convirtió en donantes obligatorios.
Por eso no es el rojo sangre el color recomendado para un banco que nace, mejor el pistacho optimista y soleado, que comparte con el nuevo nombre la esperanza del sol noruego, ese que sale, pese al frío. Bankia se anuncia como el primer banco de la nueva banca, pero ¿en qué consiste la nueva banca, si por más que miramos alrededor seguimos viendo a la banca de siempre?
La banca y el liderazgo financiero han sido los verdaderos saboteadores antisistema. Es normal que la letra k se la queden ellos, robándosela a okupas y anarkos, que han resultado ser amenazas mucho menos temibles para el orden mundial. Puede que el esfuerzo social y desarrollo descentralizado que representaron las cajas sea lo primero en desaparecer de la nueva banka. Sus gestores fueron sus peores propagandistas; que la batalla lamentable entre Comunidad y Ayuntamiento por el control de Caja Madrid sirva de impertinente recordatorio. Ya que no ha habido reforma, mejor inducir a la amnesia. Rekordar es una forma de resistencia.
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