Una nueva prueba revela que no falló la pieza clave del accidente de Barajas
La causa del siniestro vuelve a ser una incógnita tras saberse que el relé funcionó
La tercera prueba realizada la pasada semana a la pieza clave a la que el juez inicialmente atribuyó el accidente de un avión de Spanair en Barajas en 2008, el Relé R2-5, dio negativa y revela que este dispositivo funcionó bien y no estaba estropeado, de lo que se deduce que no fue este el desencadenante del accidente.
Así lo han indicado a este periódico fuentes de las partes presentes durante el desarrollo de la prueba y que figuran personadas en las diligencias que tramita el Juzgado de Instrucción 11 de Madrid sobre el siniestro de Barajas, que costó la vida el 20 de agosto de 2008 a 154 personas e hirió de gravedad a otras 18. Por tanto, la causa final del accidente sigue siendo una incógnita.
La prueba al relé se realizó en el Instituto Nacional de Tecnología Aerospacial (INTA) en presencia del juez y de peritos de las partes, entre ellos el de la Asociación de Afectados del Vuelo JK 5022. Esta asociación es la que pidió al juez Javier Pérez que se practicase una tercera prueba en la que el Relé R2-5 del avión, que fue rescatado tras el accidente, fuese sometido a una tercera revisión y bajo una temperatura de 70 grados, con vistas a reproducir en lo posible su estado previo al siniestro y ver si funcionaba. Y así se hizo la pasada semana en el INTA, con resultado negativo: el relé funcionó bien.
La presidenta de la citada asociación de afectados, Pilar Vera, mostró ayer su disconformidad con la técnica empleada en esta nueva prueba y con el resultado.
Sin embargo, casi todos los peritos intervinientes entienden que la prueba es ya la definitiva y que, a priori, la conclusión es que no se halla en el citado relé la causa de que no funcionase el TOWS del avión (el sistema sonoro que hay en la cabina y que alerta a los pilotos en caso de que se les olvide activar algún elemento necesario para despegar).
Este relé, encargado de marcar a los sensores si el avión está en tierra o en vuelo y de alimentar el TOWS, ha sido sometido a tres pruebas: en la primera registró anomalías; en la segunda, con más garantías puesto que incluso fue desmontado, funcionó bien (aunque la asociación de víctimas interpretó, en su informe, que no); en la tercera y última realizada la semana pasada, la más exhaustiva, sometido a una temperatura de 70 grados, también funcionó correctamente.
El primer informe oficial de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes apuntó como causa del siniestro el hecho de que a los pilotos se les olvidó activar los flaps y los slats, una especie de alerones que ayudan al avión a elevarse. Pero ante ese olvido debió funcionar el TOWS, la alarma, lo que no sucedió. Inicialmente, el juez creyó que la causa de que no sonara la alarma era un fallo en el relé, y por eso imputó a los dos mecánicos que revisaron ese día el avión y que quitaron un fusible para que no se calentase la sonda RAT, que mide la temperatura del aire de impacto del avión, y a la que también proyecta energía el citado relé. La causa del siniestro sigue, pues, sin saberse.
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