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El cabecilla del secuestro de Sanlúcar buscaba dinero para raptar a El Pocero

Rodríguez Pueyo afirma que con los rescates quería pagar una deuda

El empresario de Sanlúcar de Barrameda Rafael Ávila fue "una presa fácil". Pero el secuestro que sufrió durante 16 días fue solo un puente. El objetivo de la trama que organizó su retención fue obtener dinero suficiente para contratar a un equipo profesional capaz de organizar el secuestro del constructor Francisco Hernando, conocido como El Pocero. Así lo admitió ayer en la primera sesión del juicio el ya cabecilla confeso de la banda, Luis Miguel Rodríguez Pueyo. Su meta final, según sus palabras, era reunir dinero suficiente para saldar una deuda millonaria por la que le habían amenazado de muerte a él y a su familia.

Ávila fue secuestrado el 2 de julio de 2008 y no fue liberado por la policía hasta el 18 de julio en lo que supone el secuestro por motivos económicos más prolongado de España. La primera sesión del juicio sirvió para conocer que sus captores estaban dispuestos a mantenerle cautivo un año si la familia no entregaba el dinero solicitado, dos millones de euros.

El acusado admite que las condiciones de vida de la víctima fueron "horribles"

La vista arrancó con el testimonio de Rodríguez Pueyo, relacionado con sucesos como la desaparición del Nani y condenado a un año de prisión por el caso Arny, de prostitución de menores en Sevilla. El acusado se negó a responder a las preguntas de la fiscalía y de la acusación particular, ejercida por la familia de Rafael Ávila, pero sí contestó a su abogado.

El testimonio de Rodríguez Pueyo empezó con el relato de cómo en aquel momento estaba tratando de reconstruir su vida. Pero lo había decidido hacer usurpando la identidad de su hermano Joaquín, recientemente fallecido. Con su nombre inició diversos negocios inmobiliarios, uno de ellos directamente relacionado con las promociones de El Pocero en Seseña (Toledo). "Conseguí que un grupo financiero de Londres, con un director ruso, prestara 30 millones de euros para construir 10.000 viviendas. Pero, para lograrlo, aporté un aval falsificado. Llegó la crisis inmobiliaria, descubrieron mi engaño y me amenazaron de muerte a mí y a mi familia", se justificó. "Me enseñaron un vídeo de mi nieta saliendo de un supermercado".

El cabecilla reconoció que contrató a tres matones de Ucrania para secuestrar en abril de 2008 al hijo de El Pocero pero ese intento fracasó. Así que usó a Ávila como "puente" o "víctima propiciatoria". El dinero que quería conseguir le serviría, según dijo, para secuestrar a Hernando y obtener la elevada cantidad que le exigía los prestamistas a los que había engañado.

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Durante su intervención, el acusado asumió los delitos por los que el fiscal le pide 28 años de cárcel, como el de falsificación de documento oficial, detención ilegal, o contra la integridad moral, aunque pidió la atenuante de resarcimiento del daño. Trató también de restar responsabilidades a los otros siete acusados, entre ellos, dos de sus hijos o Raúl Brey -emparentado con el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy Brey-, dueño de la casa de Almonte (Huelva) donde Ávila padeció su cautiverio.

Rodríguez Pueyo negó que, en algún momento, se hubiese planteado matar a Ávila. Aunque después reconoció que el secuestrado cautivo vivió en condiciones "horribles". Encadenado en una cuadra, sin acceso a la higiene más básica y escuchando todo el día un disco de música árabe.

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