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El fondo para empresas en crisis
Columna
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Urbanismo sostenido

Hemos pasado del urbanismo sostenible al urbanismo sostenido del verbo sostener, que significa prestar apoyo, dar aliento o auxilio. Por eso, si utilizamos de forma rigurosa el idioma, podemos decir que desde hace una semana el Urbanismo en Málaga está en manos de un concejal sostenido. O sea, un edil al que se ha prestado apoyo, aliento y auxilio. En el caso de este concejal, se produce un hecho relevante. Además de un concejal sostenido, es un torpe. No se escandalicen, que no es un improperio de este articulista. Se trata de un adjetivo calificativo que se desprende de lo dicho por la persona que lo puso en el cargo: el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre.

Torpeza, según la RAE, es una cualidad del torpe. Y según De la Torre, es en el terreno de la torpeza donde se inscribe el relato que sigue a continuación: un concejal de Urbanismo pide una licencia de obras para reformar su casa por un valor cinco veces inferior al presupuesto proyectado; contrata para hacer las obras a una cuadrilla de operarios, que hasta unos días antes, estaba trabajando en una piscina municipal cuya adjudicación investiga un juzgado de Málaga; piscina que adjudicó a dos promotores, uno, un amigo íntimo del hermano del edil, otro, un empresario al que el concejal le compró un vehículo de segunda mano que estuvo casi un año conduciendo con los papeles a nombre del promotor.

Torpe es una palabra con muchos sinónimos. Torpe es indecoroso, feo, tosco, falto de ornato y también desmañado, o sea falto de maña, destreza y habilidad. Al frente del Urbanismo, en muchos municipios de España, han estado personajes de sumo cuidado, algunos de los cuales han acabado en la cárcel. Puestos a ser optimistas, tranquiliza que en Málaga, de momento, nos estemos moviendo todavía en el terreno de la torpeza. Hace meses, De la Torre dijo que este torpe concejal era una de las personas mejor situadas para sucederle, si es que el alcalde de Málaga ha pensado alguna vez en que alguien le suceda. Siguiendo con el espíritu optimista, esta polémica igual ha servido para algo. Los ciudadanos vamos a seguir disfrutando de un concejal torpe, pero igual nos hemos librado de un futuro alcalde torpe.

El urbanismo sostenido, el de sostener con aliento y auxilio, es el que ha utilizado la Junta con los alcaldes de la comarca malagueña de la Axarquía y del Valle del Almanzora, en Almería. Media vida hablando de urbanismo sostenible, para fijar ahora un decreto que regularizará 25.000 casas ilegales levantadas en suelo no urbanizable. La torpe medida de la administración regional -por indecorosa, fea y falta de ornato- va a permitir sostener las candidaturas del PSOE, mayoritarios en los ayuntamientos de la zona, y prestar apoyo y auxilio a algunos regidores que se han visto inmersos en procedimientos judiciales por prevaricación urbanística.

La doctrina de sostenerla y no enmendarla, llevada al ámbito urbanístico, plantea serios inconvenientes. Pasar del urbanismo sostenible al urbanismo sostenido y del urbanismo sostenido al sostenido y no enmendado, puede tener buenos efectos electorales, pero mucho me temo que pueden ser nocivos para el ambiente político en general y para el medio ambiente paisajístico en particular. Si añadimos la torpeza como una eximente para los gobernantes en el ejercicio de su responsabilidad, la cosa se complica. La mayoría de los alcaldes inmersos en procesos judiciales por licencias en suelo no urbanizables han atribuido al desconocimiento su forma de actuar, más o menos la defensa que ha mantenido el concejal de Urbanismo de Málaga con sus torpezas y De la Torre con su defensa.

La conclusión final no puede ser más preocupante. Las ciudades y los pueblos que estamos construyendo están en manos de algunos torpes cuyos jefes apuestan por un urbanismo sostenido. De sostenerlos a ellos y de sostenerse ellos en el cargo.

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