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Actores con parecidos más que razonables

Las estrellas de Hollywood se meten en la piel de reyes y políticos

Los alabados actores del Método le enseñaron a los espectadores que lo mejor para interpretar un papel de forma convincente es ahondar en las propias experiencias y sentir el dolor, la alegría o la emoción que embargan al personaje. En otras ocasiones, sin embargo, con unas gafas y una chaqueta sastre roja es suficiente. Es lo que seguramente deberá ponerse Julianne Moore, que va a interpretar a la exgobernadora de Alaska Sarah Palin en un biopic para la cadena HBO. Es una elección arriesgada. De hecho, cualquier elección hubiera sido arriesgada, dado que Sarah Palin es ya tan famosa como cualquier actor de Hollywood. Quien se atreva a interpretarla se enfrenta a que su parecido con ella sea examinado y considerado poco razonable.

Algo de atrevimiento necesitaba Katie Holmes en su carrera. La esposa de Tom Cruise no tiene un papel de resonancia mínima desde Batman begins (2005), así que ha decidido enfundarse el chanel rosa, sombrero incluido, para interpretar a la viuda de América: Jackie Kennedy. La producción, maldita antes de estrenarse, pasó de cadena en cadena, hasta que la ha comprado el canal ReelzChannel, que la dará en abril.

Grandes actores se han atrevido con la presidencia del país más poderoso del mundo, con resultados desiguales. Un histriónico Anthony Hopkins interpretó intensamente a un Richard Nixon alcohólico en Nixon (1995). Quedó eclipsado por el pérfido magnetismo de la gran mujer que había tras del gran hombre: Joan Allen interpretó a Pat Nixon y fue nominada al Oscar. Más recientemente, Dennis Quaid fue Bill Clinton en el telefilme The special relationship y Josh Brolin se atrevió a interpretar no a un hombre sino a una caricatura en W, una plana biografía de George Bush hijo.

El actor británico Michael Sheen ya es el doble oficial de Tony Blair, después de interpretarle en tres películas: The special relationship, The deal y La reina. En esta última, su brillo quedó también deslucido por el fulgor de una mujer: la oscarizada Helen Mirren, como Isabel II. Recientemente, Helena Bonham Carter interpretó en El discurso del rey a la madre de ese monarca, también llamada Isabel, consorte de Jorge VI. Pero deberían prepararse todos los actores que se han atrevido a interpretar a gobernantes británicos a la llegada de Meryl Streep a esa categoría. Será Margaret Thatcher en La dama de hierro. No es una broma. Ya hay fotos de su caracterización y el parecido es mucho más que razonable. Y hay pocas cosas que Streep no pueda hacer.

Viendo las recientes fotos de la protagonista de Memorias de África, queda claro que a veces parecerse a un político es cuestión de maquillaje y vestuario. Actrices empedernidamente negadas han logrado éxitos notables con ayuda e inspiración de Dior. Si no, que se lo digan a Madonna, que se atrevió a ser Evita y ganó un Globo de Oro en 1996. A otros les ha bastado una boina y una barba, como Benicio del Toro como Che Guevara en el reciente biopic de Steven Soderbergh. Hay otros casos, como el de James Brolin (el gerente de la serie Hotel y marido de Barbra Streisand) interpretando a Ronald Reagan, en 2003, que por su desacierto es mejor olvidar.

Margaret Thatcher y Meryl Streep.
Margaret Thatcher y Meryl Streep.KIERAN DOHERTY (REUTERS) / GTRESONLINE

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