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Columna
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Los 'hombres fuertes' del Gobierno de Mas

Enric Company

El papel de los jefes de partido que quedan fuera de los Gobiernos no es sencillo y a menudo se convierte en problemático. Fue el caso de Joan Puigcercós, presidente y ex secretario general de ERC, en los Gobiernos de Pasqual Maragall y José Montilla, en los que entró y salió, aunque en realidad nunca se sabía muy bien si estaba dentro o fuera. Y el de Montilla durante la presidencia de Maragall. Ambos le asestaron a Maragall los primeros grandes golpes, imponiéndole consejeros e impidiéndole cambiarlos. Había sido también el caso de Josep Antoni Duran Lleida, el líder de Unió Democràtica, segundo partido de la coalición CiU, que salió de uno de los últimos Gobiernos de Jordi Pujol cuando vio que le sería del todo imposible alcanzar el objetivo que se había propuesto. Duran aspiraba entonces a resolver algunos asuntos relevantes, como el de la organización territorial y la ley electoral, que son los que dan contenido político al cargo de consejero y justifican la pertenencia a un Gobierno. Aprendida aquella lección, Duran ha preferido quedarse ahora fuera del Gobierno de Artur Mas. Pero pronto se ha visto que, como sucedía con Puigcercós, Duran actúa como si estuviera a la vez dentro y fuera del Gobierno. En el reparto de cuotas entre Unió y Convergència a la hora de formar el Gobierno catalán, a Unió le ha correspondido todo lo relacionado con sus relaciones exteriores e internacionales. Duran se ha quedado con el papel de representante ante el Gobierno de España y ha colocado a sus colaboradores en los puestos del Ejecutivo autónomo que tienen que ver con estas funciones. Uno de ellos es Joana Ortega, vicepresidenta de Unió, quien ocupa también la vicepresidencia del Gobierno. Otro es el del jefe de la Delegación de la Generalitat en Madrid, cuyo nuevo titular es uno de los más fieles y antiguos compañeros de Duran en Unió, Jordi Casas. Eterno aspirante a ministro de Relaciones Exteriores en cualquier eventual Gobierno de España en que CiU participara, Duran se coló la semana pasada en la primera entrevista que Artur Mas mantuvo como presidente con el de la Comisión Europea, Jose Manuel Durão Barroso. De vuelta de Bruselas, Duran escribió entusiasmado en su carta semanal a los afiliados a Unió que en el encuentro "con el amigo" Durão Barroso habían abordado asuntos como el eje mediterráneo y la situación económica de Europa, España y Cataluña, y problemas como el del canal Segarra-Garrigues. Y afirmó gozosamente que a partir de ahora en Europa "vuelve a mirarse a Cataluña con buenos ojos", después de que el anterior Gobierno de la Generalitat "triturara" su proyección en el exterior.

"Los mejores" no tienen el rango de consejeros. Es el caso de Duran Lleida y el del portavoz, Francesc Homs

La verdad es que no se sabe qué hacía Duran en aquella entrevista y no se acaba de entender muy bien eso del "amigo" Durão Barroso. ¿Significa que las relaciones de la Generalitat con la Comisión Europea serán buenas porque se basan en la amistad, no queda claro si personal o política, entre Durão y Duran? ¿Significa que Duran actuaba como el consejero de relaciones exteriores del presidente Mas, aunque no forme parte de su Gobierno? ¿O es que se trataba de una reunión de correligionarios del bloque conservador europeo y no de una entrevista entre el responsable de la Comisión Europea y el presidente del Gobierno catalán?

Este episodio refuerza una de las primeras impresiones que produce la todavía corta andadura del Gobierno de Mas. Se está viendo que los hombres fuertes de este Gobierno de "los mejores" no tienen el rango de consejeros. Es el caso de Duran y el del portavoz, Francesc Homs, y algunos otros que presiden comisiones externas tras haber rechazado ser consejeros. No es una sorpresa, a poco que se conozca la trayectoria reciente de Duran y Homs. A su lado, quienes sí forman parte del Gobierno parecen, cuando más, técnicos encargados de cometidos sectoriales. Ni los que acumulan más experiencia política, como Lluís Recoder y Felip Puig, han superado en esta fase la inercia de continuar como meros opositores del anterior Gobierno. Queda claro que aquello de "los mejores" era simple mercadotecnia electoral. Publicidad.

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