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Reportaje:

Cartas desde el infierno

El Museo de la Emigración Gallega de Buenos Aires saca a la luz archivos sobre la Guerra Civil que incluyen cartas de izquierdistas fusilados

"Os escribo esta carta, tal vez la última, con el corazón destrozado por el dolor de dejaros. El destino lo quiere así". El comienzo de la misiva que le escribe Rufino Redondo Senra, maestro en Cedeira, a su esposa el 17 de diciembre de 1936 fue desgraciadamente premonitorio. Al día siguiente Redondo fue fusilado en el castillo de San Felipe de Ferrol. Su crimen no fue otro que sostener ideas de izquierda, lo que en aquellos tiempos se pagaba muy caro. Paradójicamente la sentencia de muerte establecía que era condenado por "rebelión militar". Lo cierto es que Redondo no era ni una cosa ni la otra.

La carta de cuatro páginas que escribió a su familia el día antes de su muerte es uno de los muchos documentos de gran valor histórico y sociológico que está catalogando el Museo de la Emigración Gallega (MEGA) de Buenos Aires, el que, entre otros legados, recibió hace ya algunos años toda la documentación del Centro Republicano Español que cerró sus puertas en la capital argentina. Ruy Farías, historiador y responsable del área de investigación del MEGA, señala que una de las líneas de trabajo del museo es la recuperación de la memoria de la emigración, la Guerra Civil, la represión y el exilio.

El MEGA está elaborando un archivo oral sobre la Guerra y el exilio
La mujer de un fusilado ya no quiso saber nada de España ni de Galicia

"El material forma parte del archivo de la Federación de Sociedades Gallegas de Argentina", explica Farías, "lo que ocurre es que hasta ahora no había sido ordenado e inventariado que es lo que hemos hecho y ahora avanzamos en la digitalización y catalogación del mismo". Además, el MEGA está elaborando un archivo oral con personas que pueden dar testimonio sobre historias relacionadas con la Guerra Civil y el exilio. Precisamente la carta de Rufino Redondo llegó al museo a través de uno de los hijos de la mujer del maestro de Cedeira fusilado. Ella se llamaba María Angélica Aneiros Menéndez, quien rehizo su vida en Argentina después de la guerra y del fusilamiento de su marido. Volvió a casarse y tuvo tres hijos. El mayor de ellos Héctor es quien llevó la carta al MEGA, que la ha incorporado a sus fondos.

Héctor García contó en un testimonio oral realizado al MEGA lo que había podido averiguar sobre el primer marido de su madre, un tema sobre el que ella no quería hablar. Rufino Redondo fue detenido en la propia escuela de Cerdido en la que trabajaba y acabó siendo juzgado y fusilado en el castillo de San Felipe, cercano a Ferrol. Al parecer, era miembro de Izquierda Republicana. Tras el fusilamiento su madre y el resto de la familia huyeron a Portugal y acabaron embarcando rumbo a Argentina, donde iniciaron una nueva vida. Según lo relatado por Héctor García, su madre no quería saber nada de España ni de Galicia después de lo sucedido y nunca la escuchó hablar en gallego.

La dramática carta escrita por Rufino Redondo a su mujer el día antes de su muerte permite intuir algunas de las razones por las que decidió borrar de su vida lo sucedido. "Quiero que desde el momento en que esta carta llegue a vosotros jamás volváis a Cedeira... Toda persona, excepto la familia, que sea de Cedeira no quisiera que figurase en la lista de vuestras amistades", se dice en la carta. Rufino también recomienda a su mujer que haga valer su nacionalidad argentina y que la haga extensiva al hijo de ambos, Fernando, para evitar que sufran más problemas con las autoridades franquistas. La carta termina con una despedida emocionante: "Ñata (así llamaba Rufino a su mujer), Fernando, mis labios se cerrarán pronunciando vuestros nombres queridos".

Entre los cientos de documentos que están siendo catalogados también se encuentran textos que permiten hacerse una idea de la importancia de la ayuda que se prestaba desde Argentina a los gallegos en particular y a los españoles en general que simpatizaban con la República o habían combatido en la Guerra Civil a favor de ella.

A veces la pista de una simple carta de agradecimiento permite reconstruir la trayectoria de personas que acabaron viendo destruida su vida por la guerra. Este es el caso de cinco gallegos que se encuentran refugiados en Barcelona a principios de 1939 y que escriben una carta al Centro Renovación de Ponteareas, que les había enviado ayuda desde Buenos Aires para poder sobrevivir en las difíciles circunstancias en las que se encontraban.

El interés de la carta reside sobre todo en las personas que la suscriben. Se trata de los que eran alcaldes de Salvaterra do Miño y Mondariz cuando empezó la rebelión franquista, Manuel Mariño y José Troncoso, del diputado provincial por Ponteareas, Ramón Troncoso, del concejal del mismo lugar, Antonio Barbeito, y del maestro y comisario político José María González. Este último tuvo el destino más trágico ya que acabó muriendo en el campo de concentración nazi de Mauthausen en 1942. Ramón Troncoso se refugió en Francia y finalmente recaló en México, donde acabó fundando la Alianza Nacional Galega en 1943 y fue director del periódico Galicia, que editaba esta misma institución.

El historiador Ruy Farías en una de las salas del Museo de la Emigración Gallega.
El historiador Ruy Farías en una de las salas del Museo de la Emigración Gallega.RICARDO CEPPI

Pasionaria

Entre las cartas que conserva el Museo de la Emigración Gallega también se encuentran algunas de personajes que jugaron un papel destacado durante la Guerra Civil. Dolores Ibárruri, Pasionaria, envió una carta destinada a ser publicada en el periódico de la Federación de Sociedades Gallegas de Argentina. Con el mismo lenguaje incendiario que le hizo famosa cuando se dirigía a sus seguidores en actos públicos, Pasionaria escribía frases como estas: "Galicia, la dulce y bella tierra gallega, ha perdido su suave alegría... llora desangrándose por las tremendas heridas que los fascistas invasores abrieron en su carne ¡Pero Galicia no está vencida! Si tuvo la desgracia de abortar un traidor, ha tenido la gloria de parir cien héroes que, como Líster y su comisario Santiago Álvarez, han escrito las páginas más gloriosas de nuestra guerra. Sentid, gallegos de América, el orgullo del heroísmo de vuestros hermanos y ayudadles".

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