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El debate sobre el sector educativo

La oposición de las centrales toma el relevo a los partidos

Las críticas sindicales se suceden entre cierta calma de las aguas políticas

Los sindicatos parecen haber ganado terreno a los partidos en lo que al debate y el conflicto en torno a la educación se refiere. Si en el plano político las aguas siempre turbulentas de la educación se mantienen hoy dentro de unos límites que se pueden considerar tranquilos, los sindicatos han redoblado sus prsencia en los medios informativos y sus críticas a las principales iniciativas de Educación. Ello resulta especialmente patente en el caso de las centrales nacionalistas, que defienden que los resultados de las elecciones sindicales de la pasada semana muestran el rechazo de los profesores a los buques insignia de la consejería que encabeza Isabel Celaá.

El más claro ejemplo de la contención política es la prematrícula. Los partidos esperan a tener los resultados de la actual campaña lejos de la polémica del año pasado. Entonces, abundaban por estas fechas declaraciones críticas entre las formaciones parlamentarias, que utilizaban la libertad de elección lingüística como arma arrojadiza. Educación anunció que crearía aulas de un modelo lingüístico que no se ofreciese en un colegio si había peticiones suficientes de los padres. Ello se condimentó con campañas informativas de varios Ayuntamientos que fueron acusadas de tendenciosas. El PP, socio preferente del Gobierno, también lanzó críticas a Educación.

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Este año reina, en cambio, un silencio político expectante ante los primeros pasos del marco de educación trilingüe y del programa Eskola 2.0, de extensión de los ordenadores en las aulas, un silencio roto únicamente por el redoble de las peticiones de las centrales abertzales. Ya sea por la cercanía de las elecciones, que ha calentado el ambiente notablemente en las últimas semanas, por los resultados de los comicios o anteriormente cuando paró la actividad parlamentaria o por la huelga general convocada por estas mismas centrales el pasado 27 de enero, las centrales nacionalistas han ido removiendo el mundo de la escuela pública.

Los sindicatos nacionalistas siguen censurando el planteamiento a su entender "adoctrinador" de medidas como el Plan de Convivencia Democrática y Deslegitimación de la Violencia, que llevará los testimonios de las víctimas a las aulas. Devuelven la pelota a Celaá, cuyo perfil político marcó las primeras decisiones de su departamento.

Mientras, los partidos se mantienen a la espera, aunque las primeras evaluaciones de las iniciativas que siguen de cerca tardarán en llegar, y centran el foco en otras cuestiones, como la calidad de los comedores escolares. Este ejercicio de crítica sindical no parece haberse acrecentado en espacios más puramente técnicos y alejados en las últimas fechas de la polémica en los medios, como el Consejo Escolar de Euskadi. Fuentes del máximo órgano de representación de los distintos agentes educativos, señalan que el endurecimiento del discurso sindical ha quedado a las puertas de la comisión permanente y del pleno del consejo.

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La polémica del idioma docente

¿Se pueden crear plazas para profesores con un perfil lingüístico de euskera que suponga dominar un nivel básico de este idioma? El debate, con tintes de polémica, se convirtió en uno de los últimos choques entre los sindicatos en las semanas previas a las elecciones, cuando se establecieron las plazas que salían a la Oferta Pública de Empleo (OPE) organizada para este año.

De las 1.515 plazas que se ofertan en la oposición, la convocatoria recoge 85 puestos del nivel PL1 de Educación -se corresponde con el PL2 de la Administración pública-. En la oposición anterior no figuraba ninguna plaza de estas características, pero los sindicatos firmantes del acuerdo con Educación, y sobre todo CCOO, se han mostrado muy reivindicativos con la situación de profesores que trabajan en una interinidad permanente por no tener el PL2 de Educación, el perfil establecido para poder impartir clases en la enseñanza pública.

Un total de 25 de aquellas plazas corresponden a las Escuelas Oficiales de Idiomas -para profesores de inglés, alemán, español y francés-, siete a los Conservatorios, 11 a Secundaria -todas para profesores de Lengua Castellana- y 42 a Primaria -16 maestros, 17 de inglés, ocho para profesores de apoyo a niños con necesidades especiales y una para atender a niños con dificultades de audición y lenguaje-. Estas plazas supusieron un nuevo encontronazo entre CC OO y UGT y las centrales nacionalistas LAB, STEE-EILAS y ELA, sobre todo después de que un representante de LAB llamase "parásitos" a los profesores sin PL2. CC OO denunció públicamente estos hechos.

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