"Se habla mucho de plurilingüismo pero vamos hacia el monolingüismo"
En un breve lapso de tiempo, la comunidad educativa se ha dado de bruces con varias iniciativas del PP que atentan contra el espíritu y la letra de la Llei d'Ús i Ensenyament del Valencià (LUEV). La primera, una orden de la Consejería de Educación que permite que los alumnos de la red plurilingüe de centros puedan elegir la lengua para contestar los exámenes con independencia del idioma en el que hayan cursado la materia. La segunda, la modificación del decreto 79/84 sobre la aplicación de la LUEV que limita a dos materias la extensión gradual del valenciano en los Programas de Incorporación Progresiva (PIP). La modificación fue aprobada por la comisión permanente del Consejo Escolar de la Comunidad Valenciana, un organismo cuya composición fue modificada antes por la Generalitat, vía decreto, para asegurarse la mayoría. El mazazo coincide con la propuesta presentada ayer por Escola Valenciana, la entidad de referencia sobre normalización lingüística en el ámbito educativo, para construir un modelo valenciano de educación plurilingüe y multicultural. Jaume Fullana, portavoz de la comisión de educación de Escola Valenciana, explica las implicaciones de estas iniciativas.
"Los resultados de los alumnos de inmersión son superiores"
"Los que estudian en valenciano son competentes en ambas lenguas"
"Lo anterior no se puede asegurar del resto de alumnos"
Pregunta. ¿Qué implica el decreto aprobado en el Consejo Escolar?
Respuesta. Lo que hace es modificar una norma de la Llei d'Ús que decía que a partir del ciclo medio habría una extensión progresiva de la enseñanza del valenciano. Ahora lo que se dice es que en los Programas de Incorporación Progresiva (PIP) se podrá incorporar una única área en valenciano. Esto supone una reducción para muchos centros que hacen un auténtico despliegue progresivo del valenciano, casi como programas de inmersión tardía. Si sale adelante el decreto, será un retroceso. Un trabajo de muchos años que se puede tirar por la borda en cuestión de días. Nos preocupa, porque los programas tienen el consenso de la comunidad educativa y no suponen ningún tipo de conflicto.
P. Y se consigue la competencia lingüística en las dos lenguas oficiales.
R. Realmente, los programas óptimos son los de inmersión lingüística. Pero tenemos claro que cada centro aplica el programa posible de acuerdo con su contexto. Los programas posibles son los mejores. En todo caso, el objetivo es que todo el alumnado valenciano, cuando acabe la educación primaria, tenga competencias equilibradas en las dos lenguas oficiales y puedan interactuar en una o dos lenguas extranjeras. Este objetivo es irrenunciable. Y el requisito imprescindible es que en el programa de mínimos, el PIP, el 50% de las materias se vehicule en valenciano.
P. ¿Cuál es el porcentaje medio actualmente?
R. Depende de los centros. Los que hacían el mínimo normativo introducían la asignatura de conocimiento del medio a partir de tercero de primaria. Pero muchos centros han hecho esfuerzos para conseguir una incorporación más extensa. En este
[en referencia al colegio público de Calp que dirige] hemos llegado al 45% en el tercer ciclo. El nivel de comprensión al que se llega es satisfactorio, pero el nivel de uso habría que mejorarlo. Si hubiera una continuidad en los institutos, se podría conseguir. Sin embargo, no se puede garantizar la continuidad de los programas porque no hay requisito lingüístico para el profesorado. Muchos institutos no pueden aplicarlos por falta de personal cualificado.
P. ¿Qué recorrido tendrá el decreto a partir de ahora?
R. Se aprobará por parte del Consell y luego habrá que ver cuál es el despliegue normativo. Pero las expectativas no son muy buenas. Cada vez más, da la sensación que la enseñanza del valenciano es una carrera de obstáculos. Se está hablando mucho de educación plurilingüe, pero estamos volviendo a un modelo monolingüe. En el País Valenciano, dominar las dos lenguas es relativamente fácil, sólo hay que poner los recursos y la voluntad política. Y una vez que el alumno es bilingüe, dominar una tercera lengua es mucho más fácil.
P. Respecto de la orden, ¿piensa que el origen está en la polémica generada por el suspenso en un colegio público de Valencia a una alumna que contestó en castellano el examen de una asignatura cursada en valenciano? Lo digo porque en ámbitos próximos al PP se puso el grito en el cielo.
R. No sabemos si hay relación, pero la medida no tiene sentido. Si queremos que nuestros alumnos sean competentes en ambas lenguas es ilógico preguntarles en cuál quieren examinarse, sino evaluar sus competencias plurilingües. Lo que pasa es que en este territorio no se evalúan dichas competencias: cuando se hace la evaluación diagnóstica de la consejería, los alumnos de los PIP sólo se examinan en castellano y los de enseñanza en valenciano sólo en valenciano, cuando habría que ver la competencia plurilingüe. Si se hiciera, los alumnos de inmersión sacarían mejores resultados en castellano, porque suele ser su lengua vehicular en casa.
P. Existe el prejuicio extendido de que la enseñanza en valenciano deriva en un peor conocimiento del castellano e incluso va en detrimento de los resultados escolares. Sus datos dicen lo contrario.
R. Cuando se promulgó en 1998 el decreto de programas bilingües se crearon grandes expectativas en la comunidad educativa. Pensamos que fue un avance cualitativo importante. Pero han pasado 11 años y hay que introducir medidas correctoras. En los PIP, introducir conocimiento del medio desde primero ha hecho que los niveles de comprensión del alumnado hayan aumentado de forma significativa. Los centros que comenzaron la experimentación de los programas fueron evaluados en 2000, por expertos externos, y la evaluación fue muy positiva en los alumnos de inmersión lingüística, que daban unos resultados en castellano superiores incluso a sus compañeros de incorporación progresiva. Y la expresión en lengua extranjera, teniendo en cuenta la edad de los alumnos, era muy satisfactoria. Por desgracia, estos resultados no se hicieron públicos nunca, se guardaron en un cajón.
P. Se puede afirmar, por tanto, que los programas de enseñanza en valenciano mejoran la competencia lingüística en general.
R. Hay una frase del pedagogo Vicent Pascual, contenida en el documento que estamos presentando, que me parece significativa: el valenciano no es un problema en los estudios de los niños y niñas, sino la condición necesaria de la excelencia. Y es así: los alumnos que estudian en valenciano son competentes en ambas lenguas. Eso no lo podemos asegurar del resto.
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