Una vieja ambición
Que la máquina comprenda y use el lenguaje natural es una vieja ambición informática. El test de Turing data de 1950. La prueba consiste en que un ordenador y una persona, los dos ocultos, contestan por escrito a las preguntas de un juez y este debe adivinar cuál de las dos respuestas procede de una persona.
Miquel Barceló, catedrático de la UPC, asegura que la informática siempre ha perseguido este reto de la inteligencia artificial y que la introducción de iconos para dar órdenes a las máquinas en los años setenta fue una alternativa a la imposibilidad, por ahora, de conseguir un diálogo más natural con ellas.
Joseph Weizenbaum, recuerda Barceló, publicó en 1966 el programa Eliza, que lograba cierta apariencia de empatía en el uso del lenguaje natural. El tema también ha sido motivo de relatos de ciencia ficción. Pórtico (1977), de Frederik Pohl, presenta un futuro en el que un ordenador es el psicoanalista del personaje protagonista.
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