Mas cambia el rumbo del Circuit

Las aguas bajaron convulsas en el Circuit de Catalunya en la última legislatura del tripartito. Había un claro protagonismo político de Josep Lluís Carod Rovira, vicepresidente del Gobierno, y como consecuencia también del director del trazado de Montmeló, Ramon Praderas -nombrado por Carod-, que originó un deterioro de las relaciones entre los miembros del Consorci del Circuit de Catalunya y convirtió la gestión en muy complicada. El consorcio tiene tres socios: la Generalitat (con seis representantes), el Real Automòvil Club de Catalunya, RACC, (con dos) y el Ayuntamiento de Montmeló (con uno). La llegada de CiU al Gobierno catalán ha impulsado un cambio radical de actitud. El presidente Artur Mas ha querido devolver el carácter deportivo al Circuit con los nombramientos de Vicenç Aguilera y de Salvador Servià como presidente del consorcio y director del circuito, respectivamente.

La llegada de la nueva cúpula restablecerá la paz con el RACC

"Mas ha sido muy valiente con estas decisiones", señala Aguilera, que sustituye en el cargo a Carod Rovira, obviando que había muchas solicitudes para el cargo. Desde la fundación del consorcio su presidencia había recaído siempre en personalidades políticas que actuaron con más o menos acierto, pero que no provenían del mundo del deporte. En la dirección del circuito de Montmeló el perfil era más de un gestor con afinidad al grupo político gobernante. Ahora, en cambio, los dos dirigentes son personas que conocen a fondo los entresijos de este mundo y que han mantenido una gran vinculación con el RACC.

Aguilera, de 62 años, es ingeniero industrial y director técnico de Ficosa, fue presidente de Seat Sport y una pieza fundamental en la creación del programa de promoción Joves Pilots. Salvador Servià, de 66 años, es licenciado en empresariales, tiene un MBA por Esade, ejerció como director general de empresas de construcción y fue senador por CiU. Pero por lo que más se le conoce es por su faceta de piloto: fue campeón de España de rallies en 1985 y 1986, y corrió 13 veces el Dakar.

"Llevo solo dos días en el Circuit, pero ya he pintado las paredes del color que le gusta a Sebastià Salvadó ", comenta Servià con una sonrisa, para escenificar hasta qué punto se siente comprometido con el RACC. "Sin él no habríamos tenido a Ecclestone y tal vez no tendríamos F-1". "No esconderé mi vinculación con el RACC", agrega Aguilera. Esta actitud no solo devolverá la paz en el seno del Consorci, sino que permitirá recuperar la influencia de Salvadó con Ecclestone para renegociar las condiciones del contrato que asegura el GP de España en Montmeló hasta 2015. En la última negociación, se excluyó a Salvadó y la cuota que establece Ecclestone subió como la espuma.

"Nuestra prioridad es recuperar el reconocimiento que siempre ha tenido el Circuit internacionalmente", comenta Aguilera. "Hay que lograr que los aficionados vuelvan al circuito; debemos ser los mejores con los recursos de que dispongamos y conseguir que los resultados de 2011 sean un éxito, algo que no será fácil por la recesión económica y porque la F-1 va subiendo los precios cada año".

Aguilera y Servià no pueden asegurar que los números rojos desaparezcan de la contabilidad del Circuit, pero sí que la paz regresará al consorcio y que se trabajará de forma conjunta con el RACC y la Generalitat para optimizar la gestión.